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» Este artículo corresponde a la Edición del viernes, 11/sep/2015 de La Auténtica Defensa.

Día del Maestro:
Ana María del Pozo, una historia en torno a la docencia




Llegó a Campana a los 7 años, se graduó en la Escuela Normal hace 50 y luego se recibió como Profesora en Educación Inicial como parte de la primera promoción del Instituto 15. Trabajó durante 45 años, fue Directora del Jardín de Infantes 901 y también del 919 de la Escuela Normal. Cuenta que para ser docente, "la base principal es respetar al niño como un ser pensante que estamos iniciando para toda la vida".

Ana María del Pozo nació en Mar del Plata, pero llegó a Campana a los 7 y se enamoró de la ciudad. Sesenta años después de aquel arribo se define como "una campanense que no sólo ama Campana, sino que lamenta no haber nacido en la ciudad".

Lo que no lamenta es su vocación: "Cuando jugaba con mis hermanos, yo era siempre la maestra. Nunca jugué a la casita o a cocinar, siempre fui más de enseñar y de leer cuentos. Me encantaba leer, aprendí muy rápido".

Entonces, tras graduarse en la Escuela Normal estudió el Profesorado en Educación Inicial en el reciente Instituto 15 y fue parte de la primera promoción del establecimiento. Y en agosto de 1968 comenzó a trabajar en el Jardín de Infantes 901.

"Fue una suplencia porque Matilde Strobino estaba a punto de dar a luz", recuerda con precisión. "Sentía muchas mariposas en el estómago", se ríe de su nerviosismo en aquellas primeras clases. Pero rápidamente rememora a otra docente, Amalia Birindelli, por entonces Directora del Jardín 901, quien la ayudó en los primeros pasos: "Ella nos acompañó muchísimo en adquirir la parte práctica que completaba la teoría que habíamos aprendido en el Instituto".

Así, Ana María comenzó una carrera que la encontró a lo largo de 34 años en el Jardín de Infantes 901, donde fue Directora entre 1998 y 2002; y otros 34 años en el Jardín 919 de la Escuela Normal, donde se retiró definitivamente de la actividad en 2013, tras haber ejercido durante cinco años la Dirección del establecimiento.

"Para ser docente hay que tener vocación", afirma. "Y tener respeto siempre por el otro, porque los niños son personas que se están formando. Esa es la base principal: respetar al niño como un ser pensante que estamos iniciando para toda su vida", agrega con convicción.

En el ida y vuelta entre aquellos años en los que se inició en la docencia y la actualidad, Ana María recuerda: "Comencé a trabajar en una época en la que estábamos bastante limitados, con contenidos acotados. Y a veces seguíamos por afuera de la planificación, con el riesgo de que nos pudieran sancionar. Después llegó una época en la que los chicos pudieron expresarse porque se expresaban los docentes. Y de ahí nacieron muchísimas cosas que dieron libertad de expresión, expresiones artísticas y otras cuestiones que hoy se notan".

Y en ese juego entre el antes y el después, bordeando esas comparaciones que, de alguna manera, no son siempre justas, Ana María también se permite analizar la mirada sobre la educación y el paso de los años y cómo la escuela es también espejo de la sociedad. "No es que antes había escuelas prestigiosas, lo que tenía prestigio era la educación. La Escuela es como el Estado a escala pequeña. Lo que pasa en el Estado se refleja en la Escuela. Y ese prestigio se fue perdiendo, aunque creo que en estos últimos años se ha ido recuperando. Espero que así sea, porque soy una defensora de la educación pública", reflexiona.

Y en ese mismo tono reflexivo también se anima a "aconsejar" a aquellos que deciden iniciarse en la docencia: "Les recomendaría que se aseguren que les gustan las personas y que las respeten; que tienen opinión y hay que escucharlas, aunque sean niños. Yo creo que muchas veces, los papás y las mamás fallan porque no escuchan a los chicos. Los chicos dicen cosas realmente ciertas, cosas que les pasan".

Hoy, ya retirada del trabajo activo desde hace dos años, Ana María espera por el 11 de septiembre. No por el descanso, sino por esta fecha "que reúne a todos los docentes, de todas las épocas".


ANA MARÍA, A FINALES DE LOS 90, CON CHICOS DEL JARDIN 919 DE LA ESCUELA NORMAL.


ANA MARÍA HOY, EN SU CASA DEL BARRIO VILLANUEVA, DONDE RECIBIÓ A LA AUTÉNTICA DEFENSA.

 
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