Tras la renuncia de Monseñor Sarlinga como Obispo Diocesano y hasta la asunción de Pedro Laxague, el Administrador diocesano tiene los deberes y goza de la potestad del Obispo diocesano, excluido todo aquello que por su misma naturaleza o de propio derecho esté exceptuado.
Luego que el Santo Padre Francisco aceptara la renuncia de Mons. Oscar Domingo Sarlinga como obispo de Zárate-Campana y nombrara como reemplazante a Mons. Pedro María Laxague, quien era obispo titular de Castra Saveriana y auxiliar de la arquidiócesis de Bahía Blanca, la Diócesis local debía elegir un Administrador Diocesano porque, como prescribe el Derecho Canónico cuando existe Sede vacante (C. 416), ello es deber del Colegio de Consultores.
Así fue que reunido el pasado 5 de noviembre, el Colegio de Consultores procedió a la elección del Administrador Diocesano conforme derecho, Canon 421. Y quien resultó electo fue Mons. Justo Rodríguez Gallego.
Según se informó, el resultado de la elección ya ha sido notificado a la Nunciatura Apostólica en Argentina.
De acuerdo al Canon 427,1. "el Administrador Diocesano tiene los deberes y goza de la potestad del Obispo diocesano, excluido todo aquello que por su misma naturaleza o de propio derecho esté exceptuado" y "su cargo cesa por la toma de posesión de la diócesis por parte del nuevo Obispo".
Por otro lado, la Diócesis informó que las actividades pastorales ordinarias continúan "como hasta ahora" y que por cualquier duda o consulta, se puede concurrir a la Secretaría del Obispado en los días y horarios habituales.
