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» Este artículo corresponde a la Edición del domingo, 08/nov/2015 de La Auténtica Defensa.

Carlos Morales, el del "Holanda de la C"
Por Hector Taborda




Nadie esperó más que él ese final, que por fin llegó. Nadie lo disfrutó tanto en su intimidad. Había razones muy valederas para que Carlos Morales, candidato al hombre más feliz del mundo en ese instante, levantara sus brazos; miró esa vieja tribuna de madera, repleta de gente que en varios pasajes del partido aplaudió su derroche de energías, se sintió feliz, se integró a sus compañeros de equipo, y junto a los demás artífices de un nuevo campeonato, se fue a dar la tradicional vuelta olímpica esa tarde del 13 de diciembre de 1975, en cancha de Brown de Adrogué.

Para él fue una revancha en el buen sentido de la palabra. Quería ganar algo importante en el fútbol, un juego que lo atrapó desde la infancia, y al igual que Pedrito R. Bases, que le brindó también su valioso aporte a ese gran equipo, señalando 15 goles, demostrar que podía ser profeta en su tierra.

Carlos, es de ese fútbol que se gestó en el barrio y luego, un día Independiente de Avellaneda lo incorpora a sus filas. Tenía 15 años; conoció de cerca las divisiones inferiores, llegó a jugar en tercera; sentía admiración por ese gran maestro que fue como jugador el zarateño Bochini, que en el ´72 debutó en primera.

Carlos vivía con alegría esos años juveniles, pero el mismo hoy reconoce su falta de responsabilidad, en ese entonces, para aprovechar al máximo aquella oportunidad, pero pese a lo señalado el fútbol seguía siendo su deporte preferido. Entonces le llegó el momento de cambiar de club y se fue a jugar al Club Banco Nación de Mar del Plata.

Fue una época positiva, pero uno siempre vuelve a los viejos amores de la vida, y por lo tanto armó sus valijas. Sentía nostalgia por su querida ciudad, el barrio, los amigos. Y llegó pensando en el querido Puerto Nuevo, pero Pocho Sánchez y Domingo Pepe le hablaron para que jugara en Villa Dálmine y le gustó la propuesta.

Fue un jugador de esos que rinden, que se entregan integramente en cada jugada, en cada partido. Siempre respondió dentro de lo exigible. Positivo de alto explotando su altura, firme en los despejes, activo en el anticipo.

Carlos, como todos aquellos buenos valores recordará, de aquellas tribunas colmadas de hinchas "violetas", esos gritos que decían "y ya lo vé, y ya lo vé, es el Holanda de la C", "Sale el sol, sale el sol, para ver el Holanda Campeón".

Los jóvenes de hoy se preguntarán ¿Por qué ese nombre? El motivo fue que Holanda en la copa del Mundo 1974 sin ser el campeón, ya que Alemania lo fue, resultó ser la sensación de dicho certamen. Un equipo espectacular por su mentalidad y su riqueza ejecutiva.

El Dálmine del ´75 fue muy bien ordenado en defensa y demoledor en el ataque con Lobos, Juan Martínez, Miguel Benitez, Eduardo Oviedo y Pedrito Bases. También Morales se dió el gusto de marcar tres goles.

"Es lindo quedar en la historia. Creo que ese fue el campeonato que yo quería ganar".

Lo dijo el destino, en aquel 75 glorioso.

Nos miramos con Carlos (me dijo que con emoción vivió días pasados, un agasajo de amigos).

Pasaron 40 años y parece que fue ayer, es que el tiempo transcurre tan de prisa...



 
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