Parecen ser sinónimo, pero no o son. El conocimiento, según los antiguos egipcios, proviene de la intuición, se trata de penetrar concientemente en las causas vitales, creando en el hombre una armonía acorde a las leyes universales. El conocimiento busca reproducir en la tierra el mundo de los dioses, lo que Christian Jacq, el célebre egiptólogo francés denominó "la impulsión dinámica de lo sagrado. " Los conocimientos del orden metafísico cimentaron el saber, como la alquimia inspiró el desarrollo de la química, la astrología el de la astronomía y el de la construcción de los templos, el de la arquitectura. Había una matemática sagrada para la construcción de las pirámides y un saber popular para el comercio. Había una escritura sagrada para los "hijos de Hórus", escribas y sacerdotes , que encerraba el conocimiento secreto y otra escritura, profana, que preservaba las fechas de las conquistas y los hechos épicos de los faraones.
El conocimiento proviene de la gnosis, de lo que no está escrito, mientras el saber se nutre de la información, de la historia, del método científico. Por eso existen exponentes que encarnan el ejercicio del saber, los sabios. No sucede lo mismo con el conocimiento, que sólo se podía obtener el la Casa de la Vida, o sea,el templo.
En una época en dónde se prioriza el saber, la información y lo académicos, es cuando más necesitamos a quiénes nos recuerden la importancia del verdadero conocimiento, cada vez más inaccesible, escaso y oculto.
Fabiana Daversa. Foto: Alejandra Lopez