En los últimos días se ha intensificado la cantidad de vecinos con problemas en el suministro de agua potable, un recurso vital para las familias. En esta columna nos referiremos a los vecinos que contaban con el suministro y no de aquellos que aún no disponen del mismo; respecto de cuya problemática se han efectuado auspiciosos anuncios que esperamos se concreten. Existen varios motivos por los cuáles se llegó a esta situación extrema.
En primer lugar existe un contexto general, que no es exclusivo de Campana (no es el único lugar que registra estos problemas) y que hace a la ausencia de un marco regulatorio "integral" que responda a las nuevas características del servicio, luego del desconocimiento de los contratos de concesión de servicios públicos y el posterior congelamiento de sus precios y tarifas que siguió a la salida de la Ley de Convertibilidad y que generó el contexto para que el Estado se haga cargo del servicio. El esquema de funcionamiento para el agua potable y desagues cloacales en la Provincia está hoy repartido entre AYSA (que reemplazó a Aguas Argentinas, del grupo Súez), ABSA (que reemplazó a Azurix), algunos municipios gerenciadores y las cooperativas del interior bonaerense. En todos los casos (y distritos) los problemas tienen varias similitudes. En nuestra ciudad el concesionario del servicio es ABSA, que tiene a su cargo las tareas de captación, potabilización, transporte y distribución de agua potable, y también la colección, tratamiento y disposición final de las aguas residuales. El punto central que debe resolverse es la definición del Plan de Inversiones (que atienda las necesidades de los vecinos) y la forma de financiación del mismo (el mix tarifa-subsidio).
Dentro de aquel contexto, los problemas que experimentan los usuarios de Campana se han exacerbado con los picos de calor, pero reconocen una situación más estructural, relacionada con el cumplimiento del plan de inversiones, del mantenimiento y del control de la concesión del servicio.
En materia de inversiones, uno de los principales problemas en nuestra ciudad son las bombas de extracción, que están siendo afectadas por numerosos factores. Si bien la deficiencia en el suministro de energía eléctrica es uno de ellos; en algunos casos cabe citar que las mismas bombas que antes suministraban el agua a diez personas, ahora lo deben hacer para quince, por lo que se hace imposible que el servicio se siga manteniendo en un nivel óptimo. El fuerte avance de la construcción en los barrios (incluidos los countries y barrios privados) y la construcción de edificios de varios pisos en el centro, hicieron que rápidamente al agua se la tenga que dividir entre muchos más usuarios y ello sumado a la falta de inversión por parte de ABSA hizo que se produzca el insuficiente suministro del elemento vital para la subsistencia. Dependiendo del lugar y la gestión integral de la red, esto se soluciona con nuevas bombas de extracción y/o la extensión de los troncales.
En otro orden, no debe omitirse el impacto del uso irracional que con frecuencia se hace del agua; por ejemplo en el llenado de piscinas, con el riego indiscriminado en los parques y hasta la mojada del asfalto para refrescar la zona. Todo ello implica un gasto de agua tremendo que luego se refleja en la poca presión. Los expertos calculan un consumo medio de 200 litros de agua por persona y por día; pero no contamos con estadísticas para nuestra ciudad.
Finalmente, está el tema del control del concesionario. En la Provincia el mismo está en la esfera del OCABA (Organismo de Control del Agua de Buenos Aires) y de los propios municipios que otorgan la concesión del servicio. La OCABA tiene un rol director, enfocado a hacer cumplir el marco regulatorio existente y defender los derechos de los usuarios, incluyendo en sus objetivos el "asistir a los municipios de la Provincia en cuestiones relacionadas con su actuación como Poder concedente". En este esquema de control el municipio (que le corresponde por derecho, pero también por un criterio de gestión/descentralización) es fundamental. Una de las cosas que queda demostrada con el problema del agua es que no existe un control preventivo. Toda la comunidad política de la ciudad se ha movilizado ante la emergencia para ponerse del lado del vecino y reclamar soluciones, pero para evitar que estos problemas se repitan es necesario que se debata el rol del municipio en el control de la concesión; y sus puntos de actuación en coordinación con la OCABA. En este punto, se debe hacer un seguimiento del estado de la red, del plan de inversiones, y del programa de mantenimiento (sin el cuál ninguna inversión presente o futura sería sustentable). Creemos que en el seno del HCD funcionarios y concejales tienen la oportunidad de evaluar el aprendizaje que deja esta experiencia y generar consensos para generar los mecanismos que permitan anticiparse a los problemas.
