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» Este artículo corresponde a la Edición del domingo, 23/jul/2017 de La Auténtica Defensa.

Escuela Normal; Caminando hacia los 100:
Recuerdos de adolescencia
Por Susana Boéchat




Por ex docentes y ex alumnos de la ENEC

Cuando la profesora y amiga "Pelusa"Modarelli me dijo que podría escribir "algo" celebrando los 100 años de la Escuela Normal,pensé que no podría ,porque mi Escuela Normal vive en el alma y ha pasado al estamento de los sueños que nos acompañan por siempre. Creo que cada egresado, cada profesor, cada directivo que pasó por la Escuela tiene un recuerdo diferente de acuerdo a sus vivencias.

Yo digo abiertamente que mi mejor época fue la de estudiante, con la adolescencia a flor de piel y profesores que formaron a la Susana de hoy. Yo estaba en la división "A",de francés y ya en primer año me divertí bastante.Esperaba el recreo de las 10 para formarnos de a dos, enfrentados, y ver pasar (sobre todo las chicas) los carritos de leche con mate y malteadas, que salían de la cocina y eran conducidos por los varones de los cursos superiores.Allí comenzaron las "miraditas" y los primeros "flechazos".

Adoraba al Director Edmundo Savastano que imponía disciplina (nadie hablaba durante el canto de Aurora) y que pasaba por las galerías con las manos cruzadas atrás.Era también mi profesor de Matemática y nos enseñaba muy bien,con claridad y eficiencia.En ese primer año tuve en Geografía a la profesora Badano, de muchos años, piel muy blanca y delgada, había sido profesora de mi madre en el viejo edificio frente a la plaza. La profesora Badano era muy particular, ante algunas ocurrencias de mis compañeros (como que los monos vivían en cavernas), ella respondía con otra más dislocada, ante la carcajada general. Era seria pero digna de amor y respeto. En Lengua española,que antes se llamaba Castellano tuve como profesora a alguien que era como una mariposa de todas las estaciones: la Sra Matilde de Rebollini, autora de libros de poemas. Yo amaba la poesía y las lecturas (muchas de teatro leído) que nos hacía realizar, así conocí mucha literatura argentina y española. Recuerdo un verso de ella referido a Campana"no he visto una ciudad con tanto cielo"Ahora sí, durante los tres años que la tuvimos, la gramática se escondió y no apareció nunca. Sin embargo a ella tengo que agradecerle mi vocación por la poesía y las letras.

En Álgebra tuvimos al profesor Néstor Nazi, que concurría a la Escuela desde los chalets de los ingleses con una bicicleta negra y nos saludaba ya desde lejos con una mano levantada. A mí me llamaba"benjamina" porque en edad era la más pequeña de la división. Sabía y mucho y lo sabía trasmitir. Bertha Marquehosse, Doctora en Letras,fue nuestra profesora en las más disímiles asignaturas: Matemática, Geografía, Historia. Recuerdo su frase tan singulas que hizo historia: "voy a hablar despacito, para que me oigan mejor "Sus ojos celestes y bellos refulgían, cuando sentada detrás del escritorio, después de haber hecho un largo, lento y conversado circuito desde la Sala de profesores al aula, nos hacía pasar "al frente" alternativamente, a las tres alumnas que acompañábamos a la bandera para que disertáramos delante de nuestros compañeros la lección del día. Era generosa y los dieces nos llovían en nuestros boletines a los que estudiábamos.

Lilian,su hermana,nos enseñó francés con un rigor y vitalidad propias de alguien oriundo de Francia. Cuando terminó el tercer año yo sabía perfectamente hablar francés. Otro con el que aprendíamos y disfrutábamos de sus chistes era el Dr Bruni; lo tuvimos en Zoología y las disecciones de nuestros sapos que llevábamos a granel eran de lo más entretenidas. Lo quise muchísimo; era tan padre!

En tercero tuvimos al matrimonio García que llegaba a la escuela con su fitito verde (la "germinadora), siempre visible.A él, Poroto en la intimidad, lo tuvimos en Anatomía y Físico-Química. En la primera recuerdo, que ya desde ese entonces me causaban horror los muertos y los esqueletos, entonces un día (para curarme) me devolvió un hueso de un cuerpo humáno, tirándomelo para que yo lo recogiera con las manos y finalmente lo tocara. Nunca olvidé el pavor de esa jornada . El "Poroto" nos daba siempre lecciones de moral y de buen comportamiento en todas las asignaturas que nos impartía. Su Sra Emma Balducci de García era más severa, sabía muchísimo historia. Recuerdo que con ella comencé a investigar, ¡era tan pobre el libro de Astolfi!, así mis escritos y exposiciones se hicieron cada vez más concienzudos y nuevos. Esa faz mía de "investigadora" también se benefició con la profesora Córdoba, de Literatura española, que tuve en 4to año, pero que luego se fue porque vivía en Capital Federal. Una perla.

Y qué decir de la profesora Rampone, su finura, su buen trato, su andar lento y elegante. Fue mi mejor profesora de Matemática, con ella no había dudas y los logaritmos eran casi palotes, para nosotros, sus alumnos; de una cultura clásica y política envidiable, inalcanzable para muchos profesores.

Me viene a la memoria la belleza de Rosita Guaschi de Barbero, destacándose en coros grandiosos, de trato amable y de muy buen gusto. En Actividades Prácticas trabajó por mí, mi tía materna Aracelli Barletta de Baigorria; ella me tejía los escarpines y bufandas que yo mostraba orgullosa en las clases, ante la dulce mirada de la profesora Chichita Bonduel. Para ella el mejor de los recuerdos. De Capital Federal, también era la profesora de Geografía Andino, alta, bonita, de anchas caderas. Recuerdo que mis compañeros varones para provocarle problemas, juntaban las filas de los bancos para que pasara con dificultad. Era excelente y no hace mucho la vi en un Banco capitalino, hermosa como siempre.

Mis peores calificaciones estuvieron en Dibujo, con Russell, aunque con el tiempo mejoraron; no olvidemos también que fueron horrorosas las de Educación Física con la profesora Ruth De Paoli, parca, sin sonrisas, con el rigor de una generala. Pero comprendí con el tiempo que en realidad me había calificado tal como yo rendía, ya que en esa asignatura era una bolsa de papas. Cualidades que nunca mejoraron con el tiempo.

Doy gracias a mis padres por haberme enviado a una escuela pública de tanta excelencia, donde aprendí a convivir con el diferente y las nociones de justicia o injusticia en carne propia. Rebelde,muy compañera de mis compañeros, participé en las guerras de borradores y tizas voladoras en las horas libres y "pasé datos" en muchos exámenes.. Convivíamos con chicos y chicas de Zárate, Escobar, Lima; ejercité mi libertad, la lucha contra cualquier totalitarismo que ya comenzaba a poner un pie en los pasillos; espionaje que sería de terror en los años venideros. Sabemos muy bien que nuestra querida escuela fue eco de resonancia de acontecimientos muy graves que ocurrían en la República. Agradezco el edificio inmejorable realizado por el presidente Juan Domingo Perón, calco de otras tantas Escuelas Normales en la Provincia de Buenos Aires y resto del país que tuve la suerte de conocer.

Pertenezco a la muy honrosa PROMOCIÓN DEL 58, que con abejorros marrones y dorados como distintivos en las solapas realizados en paño lenci, nos mostrábamos orgullosos de nuestra futura tarea docente.

Desde aquí,les doy las gracias a todos mis queridos compañeros, a pesar de no haber ido nunca a una reunión de exalumnos, quizá para conservarlos en ramillete, jóvenes y lindos, extraños al paso del tiempo, dentro,muy dentro de mi corazón.



 
P U B L I C I D A D





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