A través de la historia de estos últimos 31 años desde el conflicto de Malvinas y el hundimiento del emblemático Crucero "Gral. Belgrano" el 2 de mayo de 1982, mucho se ha escrito y debatido acerca de la trágica circunstancia de Guerra.
Recordemos que en el momento de producirse el ataque, la nave se encontraba fuera de la zona de exclusión unilateralmente impuesta por Gran Bretaña durante el conflicto, cuando el crucero se dirigía rumbo al continente.
La decisión política de Margaret Thatcher de ordenar el hundimiento de las naves, no solo produjo 323 víctimas Argentinas, la más alta durante el conflicto, sino que también truncó las intensas gestiones de paz llevadas a cabo durante esos días.
El primero de mayo, un día anterior al hundimiento, el Presidente Peruano Belaunde Terry se comunica con Galtieri a expensas del Secretario de Estado norteamericano Alexander Haig, para acercar una propuesta concreta.
Haig venía presionando sobre la Foreign Office Británica para que aceptara la propuesta.
La misma consistía en el retiro de ambas fuerzas (Argentina Y Británicas) de Malvinas, la conformación de una comisión de garantes integrada por Perú, Brasil, Alemania Federal y Estados Unidos, negociaciones en el marco de Naciones Unidas que debían concluir el 30 de abril de 1983 con el respaldo de los garantes.
En un momento en que Argentina estaba a punto de aceptar y Gran Bretaña presionada por Estados Unidos también, se produjo la orden de hundir el Crucero Nacional, lo que aceleró considerablemente la escalada bélica.
Es indudable que Thatcher ordenó el hundimiento para evitar la paz, obtener un triunfo bélico que levantar su alicaída imagen y la de su fuerza política; el Partido Conservador.
En memoria de los fallecidos durante el conflicto por Malvinas, debemos recordar estas difíciles circunstancias e invitar al Reino Unido a sentarse a dialogar en el seno de las Naciones Unidas, para lograr una solución definitiva al conflicto pacíficamente.