Cada vez mas estamos confrontados con un mundo de expertos, ahora está de moda hablar por ej, de la tan mentada pedofilia, todo el mundo habla muy libremente, y es claro que el hecho de que el sexo sea puesto a la luz del día de una manera absolutamente banal en todos los rincones de la ciudad, no nos proporciona ningún beneficio, mas bien los resultados son nocivos, se puede decir cualquier cosa, y es el estado actual de las cosas, la sociedad permisiva nos convoca a dar respuestas y éstas inmediatamente se reproducen por toda la trama social. Son estos los debates actuales. El psicoanálisis lamentablemente no queda por fuera, está plagado de gente que se refieren a cuestiones de estructura de una manera absolutamente precaria, desconociendo que se trata de algo mas complejo.
Quizás no pretenda ( o si) que al menos algunos se dignen aunque mas no sea a mencionar la existencia de Freud en la historia (ya que hablan todo el tiempo que hay que dar el ejemplo). Habría que al menos anoticiarlos, que hubo gente que trabajó arduamente, fueron muchísimos años de reflexiones, escritos, alocuciones, etc que le permitieron poder establecer ciertas categorías para pensar la estructura.
Seguramente si pensaran un instante lo que dicen, quedarían entrampados por las mismas cuestiones legales que ellos mismos le adjudican a otros, esto es hablar y hacer, dando el ejemplo.
Freud decía que la sexualidad para el animal hablante que se llama hombre, no tiene remedio ni esperanza. Una de las tareas como analizante es la poder hablar mejor de eso, y mas aún poder llegar a escribir con precisión la diferencia sexual.
Por eso, todo aquel que se ponga en relación al psicoanálisis, no podría desconocer las coordenadas fundamentales que permiten delimitar con claridad la identificación sexuada, tendría que encontrar en las palabras el nudo entre la angustia y el sexo.
Ese gran enigma llamado sexo es clave, hay una realidad sexual concerniente al inconciente, por lo tanto el sexo forma parte de la estructura, con lo cual, se podría considerar al sexo como el principal núcleo, generador de un gran malestar en la cultura.
¿Es muy extraño pensar la cuestión sexual como el disparador de este malestar que se presentifica por todas partes? ¿Tendrá algo que ver la tan discutida comercialización y consumo de estupefacientes, cuya función es aflojar la bandolera, como dice Lacan, o sea aliviar el malestar que por lo que decimos tiene esta historia de sexo?, ¿será el alcohol el estimulante que nos afloja para poder hacer soportable la emergencia del deseo del Otro (sexo)?.
No es el existencialismo penoso, el que promueven los filósofos como producto del encuentro con la miseria humana, el que se encarga de todo tipo de desviaciones. Mas bien es que en el inicio por efecto del lenguaje sobre la naturaleza todo está desviado, hay una deriva en el cuerpo viviente y en el espacio, que hace que las cosas se dispersan de tal forma que perdamos el cara a cara con la naturaleza, ella también está trastocada, cada vez mas y mas, ese es el mundo que habitamos, es un universo de lenguaje. Lacan dice muy sabiamente: "tengan cuidado no digan que el sexo no es natural", y con esto no levantamos ninguna bandera de hacer cualquier cosa con cualquier cosa, pero al menos seamos capaces de pensar que en el mundo humano hay una multiplicidad de posibilidades ya que el sexo mismo es una desviación. Una vez mas no hay modelos naturales, Lacan no dice que la sexualidad sea natural, aprendamos en principio que la naturaleza está alterada, que es el lenguaje cuya deriva permite la multiplicidad de anclajes que desorientan cualquier lógica.
No es sexo drogas y rock and roll, todo junto, comencemos a ponerles puntos.
Marcelo Esmoris