Había intentado robar un auto y lo balearon, cuando un policía lo encontró casi desvanecido por la pérdida de sangre, lo acribilló.
Un cabo de Gendarmería Nacional fue detenido en las últimas horas acusado de ser el autor material del crimen del suboficial de la policía Federal Héctor Alejandro Domínguez Fernández, ocurrido el viernes pasado en el barrio porteño de Caballito.
Fuentes policiales confirmaron que el apresado es Leandro Szynwelski y lo capturó personal de la misma Gendarmería Nacional en el hospital de Zárate, hasta donde llegó herido.
Según se estableció todo se desarrolló en la noche del viernes, cuando el asaltante había recibido un tiro en un hombro al intentar robar un auto y no sabía bien cómo escapar del lugar. Ya empezaba a sentirse cansado y algo mareado por la sangre que estaba perdiendo cuando un policía se le acercó, pensando en ayudarlo, creyéndolo una víctima. Pero el agente terminó asesinado de dos disparos, uno en la cabeza.
Esta secuencia se registró en Honorio Pueyrredón y Beláustegui, en Villa Crespo. La víctima fue el suboficial Héctor Alejandro Domínguez Fernández, de 26 años.
El policía -que cumplía tareas en la comisaría 13º de la Federal- estaba casado y tenía tres hijos. Cuando lo mataron cubría la vigilancia habitual en una zona de bares y restoranes. El asaltante que lo asesinó ya venía de un raid delictivo que era un fracaso. En uno de los intentos de asalto, el esposo de una mujer a la que había querido robarle el coche le disparó y lo hirió en un hombro.
Todo transcurrió en unas pocas cuadras a la redonda. Luego del primer hecho, malherido, quiso robar otros dos autos. El dueño del último vehículo, asustado, salió corriendo. Entonces, el policía atinó a perseguirlo, alertado por vecinos, pensando que era el ladrón.
Fue entonces que quedó a tiro de quien, en realidad, era el delincuente, que le disparó a la cabeza. Y una vez en el piso, lo remató de otro balazo.
El asaltante escapó en un Chevrolet Corsa, robado, que apareció abandonado en Hurlingham, al oeste del Conurbano. En los asientos, los peritos levantaron muestras de sangre que cotejarán con el perfil genético del gendarme.
En la madrugada del sábado ingresó a atenderse con una herida de bala al hospital "Virgen del Carmen" de Zárate. Allí tomó intervención la Justicia Federal, la Policía local y la propia Gendarmería. Su versión fue que le habían disparado para robarle su vehículo.
Pero su historia comenzó a flaquear cuando ese coche apareció estacionado en una estación de servicio YPF de la ruta 193. Y el relato se volvió aún menos creíble luego de que los empleados dijeran haber visto al mismo gendarme cuando dejaba el vehículo.
La sospecha es que el cabo primero llegó a Zárate por la ruta 9 y en el recorrido, descompuesto y casi desvanecido, no tuvo otra opción que abandonar el coche.
En su interior, en una bolsa, se encontraron tres armas.
"Tres horas después llamaron desde la YPF, mencionando lo del coche. La particularidad es que adentro había armas de grueso calibre, una con pedido de secuestro y manchas hemáticas. Dijo que lo asaltaron, que le llevaron el auto, el arma reglamentaria, documentos y el GPS que usó para guiarse", contó el jefe de la Policía Distrital de Zárate, Víctor Salazar.
Szynwelski, que también tiene un hermano gendarme y es oriundo de Oberá, Misiones, cumplía tareas en el escuadrón Seguridad Brazo Largo.
"Fue detenido por sus propios compañeros y superiores", según los investigadores.
"Hay un identikit del asaltante que coincide con el gendarme. También coincide el lugar donde vive con el lugar en el que apareció el auto robado. Pero lo más definitorio e importante va a ser el cotejo de ADN entre la ropa con sangre que se le secuestró y la que se levantó del Corsa", resaltaron fuentes de la investigación.
El gendarme fue detenido cuando recibía asistencia médica en el Hospital San José.
