¿Hay un lugar donde estar seguro? ¿Podemos caminar por las veredas de la ciudad, cruzar las calles, charlar en la puerta de casa con los vecinos, esperar un amigo en una esquina, pararnos a buscar las llaves de casa, entrar el vehículo al garaje o dejar que los niños jueguen en la vereda? Seguramente, y con sus excepciones, añoramos esos momentos en los que podíamos hacer estas cosas simples diariamente, en cualquier horario y sin tener que pensar y mirar para todos lados. No descubro nada con estas líneas, pero si busco generar la reflexión sobre lo que vamos perdiendo y lo que nos genera un acostumbramiento tan generalizado que no nos hace reclamar salvo que seamos los afectados, y diría muy afectados.
Diariamente vemos accidentes de tránsito de los cuales resultan heridos graves o muertos; accidentes ferroviarios que dejan cientos de víctimas con lesiones graves y muertes; derrumbes en obras o accidentes laborales que cobran más y más vidas, hechos delictivos que arruinan diariamente la paz y el bienestar de quienes lo sufren; y en todos los ellos un resultado común… familias y círculos afectivos destruidos. Y solo vemos reclamos esporádicos, temporales y luego todo sigue como si nada hubiese pasado, como si a ninguno de nosotros nos pudiese pasar. Y estos y otros actos son el componente integral de la SEGURIDAD, y son los que nos permitirán, o no, desarrollar nuestras vidas lo más felizmente posible, son los que efectivamente nos permitirán disfrutar cualquier clase de beneficio económico-social y menos del ámbito familiar pleno. Pero, lamentablemente, hoy en día la inseguridad se transformó en un ingrediente más de nuestras vidas, teniendo que vivir más pendiente de no ser víctima de las malas acciones ajenas, que pendientes de ejercer buenas acciones para vivir digna y felizmente.
Actualmente escuchamos que los Argentinos hemos ganado(yo diría avanzado) en diferentes aspectos sociales, lo que me lleva a reflexionar que esa frase solo pone en la balanza una cantidad reducida de cuestiones y deja muchas otras importantes olvidadas. Olvida que los números de lesionados o fallecidos por accidentes viales crecen año tras año, olvida que crecen las víctimas de delitos (de las cuales muchas pierden sus vidas), olvida los problemas de los sistemas públicos de salud, olvida el aumento de los accidentes y víctimas de accidentes ferroviarios, olvida la falta de seguridad con la que conviven todos los argentinos diariamente. Seguramente se han intentado diferentes medidas para lograr brindar seguridad, pero lamentablemente no dieron resultado. Y estos fracasos nos han llevado a entender que es normal sufrir actos de inseguridad, a depositar nuestras vidas "en la suerte" que no perdimos la vida o no perdimos demasiado ante esos actos. Estamos resignados a sufrir esos actos esperando que las "resultas" sean las menos perjudiciales posibles, con lo que "normalizamos" actos que deberían ser excepcionales y nos quedamos callados cuando los sufren otros o solo agradecemos seguir vivos.
Desde ya que no creo en las recetas mágicas, ni soluciones magistrales destinadas a reconducir este espacio tan complejo y dinámico como es la seguridad, pero siento que debemos empezar a entregar nuestro compromiso para cambiar las cosas y para lograr ámbitos de seguridad real, debemos aplicar políticas transversales que engloben la educación, la reinserción, la salud, la prevención, y por sobre todos debemos alcanzar esos espacios mediante la creación de políticas a la medida de los ciudadanos, esto es escuchando la necesidad de cada ciudadano, cada barrio, cada sector, cada sección. Y cuando logremos la aplicación de medidas acorde a las necesidades, comenzaremos a cambiar las cosas y podremos volver a disfrutar de la vecindad, de la vereda, de los mates con los vecinos y de la tranquilad.
*Sec Adj. GEN / S.G. FAP Campana / GENTE EN QUIEN CONFIAR
