Hoy se ha popularizado mucho el consumo de semillas: sésamo, lino, chía, amaranto, girasol, etc. Por ese motivo es fácil encontrar en mercados y dietéticas panes y galletitas multisemillados.
Todas las semillas son ricas en ácidos grasos esenciales (linoleico, linolénico, etc). las semillas de chía son ricas en ácidos grasos omega 3, que favorecen el descenso del "colesterol malo" (el colesterol que "viaja" en sangre unido a proteínas de baja densidad, LDL y VLDL).
Las semillas de sésamos, aparte de aportar ácidos grasos esenciales, son importante fuente de calcio, el cual es más fácil de asimilar que el calcio contenido en lácteos.
Bienvenida sea la popularidad de las semillas pero necesitamos molerlas para aprovechar sus nutrientes.
la molienda o trituración debe hacerse en el momento de comerlas ya que los ácidos grasos que contienen, se oxidan y peroxidan muy velozmente. semillas enteras recorrerán enteras el tracto digestivo y se eliminarán enteras con la materia fecal.
esto muestra el aprovechamiento nulo de panes y galletitas con semillas y la inutilidad de espolvoraear en yogures o ensaladas.
También es inútil comprar semillas de chía ya molidas porque ya vienen oxidadas. la chia puede hidratarse con agua caliente, una parte de semillas por tres partes de agua y comerlas junto con el "mucílago" que forman al hidratarse, esperando unos quince minutos.
El sésamo también se puede hidratar pero si somos pacientes con la masticación, podemos triturarlo despaciosamente con las muelas y aprovechar sus virtudes.
Sésamo, ábrete!
Bioqca. Mónica A. Rímoli
Postgrado en Medicina Ayurveda (U.B.A.)