Si bien el termino Apostasía otrora solo era usado en un sentido religioso y entendido como la negación, renuncia o abjuración a la fe en una religión, hoy en día su concepto es mucho más amplio alcanzando así también a quienes efectúan el abandono de un partido para entrar en otro, o el cambio de opinión o doctrina. Vale aclarar que el cambio de opinión o doctrina es loable y respetable, dado que la madurez del hombre lo lleva a superarse diariamente, y con ello a obtener una mayor profundidad en sus reflexiones, obteniendo un afianzamiento y estabilidad emocional. Pero ese cambio será completo, si se asumen los errores y la participación en la anterior doctrina o partido político, y no solo si se cambia para seguir manteniendo cierta cuota de poder. Entiendo quae, quienes convalidan y defienden una doctrina o pensamiento, no pueden luego aparecer o transformarse en opositores por el solo hecho que ven cómo se desmorona su modelo, dado que las consecuencias (buenas o malas) fueron el resultado de los hombres por ellos electos, acompañados y adorados para llevar adelante ese accionar. Y es allí donde muchos intentan generar "la apostasía política" borrando todo su pasado, o a lo sumo justificarse con expresiones vánales, resaltando que ellos solo estuvieron en lo bueno y no en lo malo, olvidando que los sistemas para funcionar requieren de miles de partes y ellos, seguramente, fueron uno de esos engranajes. Si bien Apostatar seria la realización de un trámite cuya finalidad es el borrado de los datos de los apóstatas de todos los registros, los apostatas políticos buscan mediantes grandes campañas mediáticas, adormecer al consiente colectivo para que olvide su activa participación en el modelo que hoy se derrumba y lo enaltezca como un "líder opositor", como el que siempre lo enfrento, cuando la realidad es que hasta pocas semanas, días u horas, era un eje fundamental de sistema al que hoy enfrenta. Con esto, vemos como el marketing político, más allá de generar campañas publicitarias, es parte de la desaparición "momentánea" de la memoria colectiva de corto plazo, ósea que consolida la idea que el viejo y servil candidato, en realidad es un nuevo candidato, opositor y renovador. Para finalizar reflexiono: la apostasía política, que será una acción tacita para demostrar que nunca avalaron la doctrina que defendieron, basada en la imposición de la creencia que se está ante "el distinto y nuevo" porque fue parte de lo que ya el pueblo no quiere; sustentada en esconder que minutos antes "adoraron" el modelo pero cuando empezó a flaquear "huyeron", y con la premisa que en realidad es lo nuevo y lo bueno para el futuro, ¿Será aceptada por los habitantes de nuestra Ciudad, Provincia y Nación? Entonces ¿Se puede borrar con el codo lo que escribimos con la mano?
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