No es casualidad que gran parte de los delincuentes que hoy roban y matan sin remordimiento en nuestra querida ciudad tenga entre 15 y 17 años. Son hijos de las mañas políticas sociales de esta gestión, que lleva ese tiempo al frente del Ejecutivo municipal.
Claramente, el crecmiento de la violencia entre los jóvenes encuentra uno de sus orígenes en el fracaso de las poíticas -en el peor sentido de la palabra- que viene llevando adelante esta gestión donde no se ha tenido en cuenta esta problemática creciente. Ningún chico nace delincuente, pero seguramente terminará siéndolo si sus padres no pueden darle la contención que necesita. Es allí, donde el Estado -si es eficiente- debe intervenir. Más en una ciudad como Campana, donde no existían años atrás grandes bolsones de pobreza y marginalidad.
Lamentablemente, se dejó crecer estos sectores, se permitió que por ejemplo el barrio Dignidad, creado por esta misma gestión, fuera copado por la droga y la delincuencia. Ese barrio debería haber sido un ejemplo (de integración), pero por causa de estas mismas políticas termina hoy siendo uno de los generadores de delincuentes más importantes de la ciudad, donde todos los vecinos honestos que viven allí -que son la mayoría- deben estar atentos a no ser alcanzados por las balas que casi a diario se disparan entre bandas.
Hubo muchas señales de alerta (crecimiento de la drogadicción, deserción escolar, desempleo estructural, etc.) que ésta gestión ignoró totalmente, por eso hoy cuando escuchamos hablar a la intendenta de hacer una cárcel para menores, ratificamos nuestra plena creencia de que se llega siempre tarde.
Siempre esta gestión llega después que el problema pasa. Hoy en ves de tener que invertir en un reformatorio, podríamos estar gastando ese dinero en crear nuevos centros de prevención de las adicciones ó polideportivos.
Como repite siempre el doctor Abel Albino "tenemos que dejar de pensar en las próximas lecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones".