(AICA): El obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, celebró el domingo 13 de octubre la misa en Zárate en acción de gracias por la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María realizada por el papa Francisco.
Las celebraciones comenzaron con la bendición de una Cruz y de una gigantografía con el rostro de la Madre Teresa, que se encuentra en la entrada del Hogar de la Paz y la Alegría, ubicado en la costanera a orillas del Río Paraná, que regentean las Hermanas Misioneras de la Caridad.
Luego los fieles caminaron en procesión hasta la parroquia Nuestra Señora de Fátima, con las imágenes de la Virgen de Fátima y de Luján, para compartir la misa.
En el atrio del templo la banda de la Prefectura recibió a los fieles que vinieron en procesión por la costanera.
Durante la celebración litúrgica, monseñor Sarlinga bautizó a un niño.
El obispo dijo durante la homilía que la celebración era en adhesión al acto de entrega, confianza y consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María realizada por el papa Francisco.
Al referirse al pasaje evangélico en el que los leprosos salieron al encuentro de Jesús, el prelado aseguró que para poder lograr el "encuentro" con los demás, para relacionarse con los demás, como Jesús lo hizo, "necesitamos salir de nosotros mismos".
"Hace falta romper nuestros paradigmas de dureza, que provienen de la naturaleza herida por el pecado original. Descubriremos universos nuevos entonces, de miseria material y existencial de la humanidad. Todos los que han podido salir de ese encierro seguramente conocerán ya algo acerca de esto", agregó.
Monseñor Sarlinga sostuvo que "si hacemos caso a nuestro innato mecanismo de defensa ante las adversidades (los ‘infiernos’ cotidianos) que se nos presentan nos vamos convirtiendo cada vez más en un rostro que no refleja el amor de Dios. Por eso hay que pedirle al Señor tener el realismo de la esperanza", y recordó que San Agustín durante el proceso de su conversión rezaba: "Señor quiero querer quererte. Hermanos quiero querer quererlos". "Con tener esta intensión, como hizo el santo, Dios en su generosidad, nos dará esa capacidad de amar", añadió.
Asimismo, consideró que un ejemplo de ese "salir hacia el otro" son las hermanas Misioneras de la Caridad, y lo fue la beata Madre Teresa de Calcuta.
La celebración eucarística concluyó con una oración de confianza y entrega a Nuestra Señora de Fátima.
Estuvieron presentes el párroco, presbítero Lucas Martínez, las Hermanas de la Caridad, el vicario y provicario general de la diócesis, respectivamente monseñor Ariel Pérez y monseñor Santiago Herrera, también rector del Seminario diocesano San Pedro y San Pablo; el presbítero Hugo Lovatto, vicerrector del Seminario, monseñor Marcelo Monteagudo, seminaristas, numerosos miembros de la comunidad parroquial y vecinos de otras parroquias de la ciudad.