La columna de hoy iba no tendrá tildes de reflexión política como la mayoría de los domingo, sino que será una columna que nos llevara a entender el porqué de la celebración del día de la madre en esta fecha (3er domingo de Octubre) en nuestro País. Adelanto que esta columna estará muy cargada de sentimentalismo por el inmerso amor, respeto y admiración que siento por mi madre, Zulma; por Valeria, la madre de mis dos hijos (y que me transformo padre el día que ella fue madre); por mis hermanas en su rol de madre, y también por todas las mujeres que cumplen el rol de MADRE, con mayúsculas. Así hoy nos toca homenajear a nuestras madres honrando su labor y su figura tan importante en nuestras vidas, pero sabemos porque se celebra este día y no todos los días del año, como debe ser. Si repasamos la historia, la figura materna (más allá de cierta discriminación reinante respecto del sexo femenino) siempre fue venerada, pero no en forma generalizada, osea no a todas las madres sino solo a algunas selectas. Así en Grecia rendían cortesías a Rea, la madre de los dioses Zeus y Poseidon (también Hades), los romanos apreciaban en sus cultos a Cibeles, la madre de la tierra y la fertilidad. Avanzando, y con la llegada del Cristianismo la celebración se paso al 8 de diciembre honrando a la Virgen María, celebrando el día de la Inmaculada Concepción. Ya en tiempos modernos, en Inglaterra se dispuso en el S XVII un domingo al año como día de la madre para que el personal pudiese visitar a sus madres sin que se le descuente la paga. Durante el año 1905, una Estadounidense llamada Ann Jarvis lucho por conseguir el reconocimiento del día de la madre. Esta ama de casa que en 1905 creó la Asociación Internacional Día de la Madre, en conmemoración a la muerte de su propia madre, logro en 1914, que el Congreso de EE.UU. aprobara como fiesta nacional y día de la madre al segundo domingo de mayo, pero esa finalidad buscada por Jarvis que era un día de apreciación y conmemoración se tergiverso en evento netamente comercial, lo que lamento Jarvis el resto de su vida. En nuestro país, la celebración en el 3er domingo de Octubre es una cuestión del calendario litúrgico usado por la Iglesia Católica previo a la reforma producto del Concilio Vaticano II, donde el 11 de octubre era la festividad de la Maternidad de la Virgen María que luego pasará al 1 de enero. Con este motivo era costumbre argentina pasar la celebración litúrgica al domingo anterior o siguiente al 11. Con el lento correr de los años la tradición popular fue fijando como el tercer domingo de octubre la celebración de la Madre. El cambio de la fecha litúrgica y la a comercialización de la fiesta hizo que perdiera toda referencia mariana en la actualidad. En otros países como en México, El Salvador y Guatemala, se celebra el 10 de mayo; en Paraguay es el 15 de mayo; en Bolivia el día de la madre es el 27 de mayo; en Nicaragua se celebra el 30 de mayo; y en Colombia, Ecuador, Honduras, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos se celebra el segundo domingo de mayo. Así las cosas, este día se transformo en un hito comercial donde parece que, entregando un regalo, o un presente, o llevando a mama a un restaurant subsanamos nuestra ausencia y reconocimiento de todo un año; pero lo que deberíamos procurar en este y en todos los días del año, es hacerle sentir a esa mujer que entrego su vida por nosotros, que cedió noches de sueño, que no dudo en dejar horas de descanso para estar a nuestro lado; a esa mujer que da todo por nosotros, y que se alegra con nuestra alegría y se entristece con nuestra tristeza; a esa mujer que nos dio todo a cambio de nada, a esa mujer que no dio la vida…Que es nuestra madre… que estamos orgullosos de ella.. y darle un beso o un abrazo porque si… y sobre todo… deberíamos cada día de nuestras vidas… decirle que la amamos…; y para los que no la tienen a su lado… recordarla.. recordar su sonrisa o sus caricias, recordar sus palabras… Y todos deberíamos cada día… agradecerle que haya sido nuestra MADRE.