El triunfo de la candidata socialista en chile reafirma la continuidad de un proceso latinoamericano de gobiernos populares, en este caso al estilo chileno.
Lógicamente que la política chilena, tal es su tradición, continuará con una perspectiva volcada hacia el comercio en el pacifico, con un especial trato de los Estado Unidos. Esta situación se había profundizado durante la administración de derecha de Piñeira.
Pero con el triunfo de Bachelet, crece la posibilidad de que chile se inserte de lleno al proceso de integración latinoamericana, aunque esto no quita que mantenga sus reservas en cuanto a las políticas anteriormente nombrada.
Claro está, la candidata tendrá la oportunidad histórica de cambiar la Constitución chilena que legó el dictador Augusto Pinochet, aumentar las jubilaciones, gravar con más impuestos a las empresas y reformar la educación superior para que sea pública, gratuita y de mejor calidad, cosa que actualmente no existe.
Como socialista me alegra mucho que Bachelet vuelva a ser electa presidenta en Chile, dejando atrás a la derecha representada en el caso chileno por Matthei y Piñeira.
Apoyar estos procesos, como el que se da en este momento en Argentina, Brasil, ecuador, Venezuela, etc. Es fundamental para la articulación de la patria grande que soñaron Bolívar y San Martin.