Día tras día nos encontramos con nuevas protestas sociales, en su mayoría por causas económicas o de inseguridad, las cuales cada vez más tienen un común denominador, que es la acción del reclamo sobre quienes no pueden arrimar una solución. Anticipo que no estoy en contra de las protestar, dado que esa es la forma natural para que los pueblos sean escuchados en pos de evitar que se reconozcan sus derechos. Ahora bien, en estos días comenzamos a ver que ese común denominador de reclamar perjudicando a quienes no pueden dar soluciones se agravo, dado que cuando la acción se realiza sobre un usuario cautivo - entiéndase como tal a una persona que no tiene opción física, natural o económica para ejercer el derecho que le asiste, sino mediante el uso de un bien o servicio que se interrumpe -. En estos puntos, vemos que confluyen dos caminos que no lograrán en forma alguna generar una legitimación social del reclamo, y muy por el contrario terminará ejerciendo un repudio sistemático a quienes lo lleven adelante, aun cuando el reclamo sea justo. Así por un lado vemos la multiplicidad de reclamos constantes y violatorios de los límites y derechos de los demás, basados en la falaz interpretación que perjudicando al otro, el reclamo se tornara importante, cuando lo único que genera esa acción será causar daños y perdida de legitimación social; por el otro lado, y relacionado al primero, está el incorrecto direccionamiento del reclamo, el cual se ejerce sobre derechos de quienes no pueden dar soluciones por no ser responsables ni destinatarios de los petitorios. La encuentro de ambos caminos da como resultado que el reclamo "por la vulneración de un derecho al entender de quien lo ejerce" se le presenta a un tercero ajeno a la posibilidad de dar solución al supuesto derecho afectado del reclamante; tercero que termina siendo víctima en cuanto se le termina vulnerando su derecho. No quiero dar ejemplos porque la mayoría de los reclamos actuales encajan en un sistema de violación de derechos ajenos al reclamar que no se violen derechos propios, pero con una disfunción real dado que la afectación de derechos no cae sobre quién debe dar una solución sino en quienes posiblemente sufran violaciones similares. Como ya he dicho, el reclamo popular es la forma natural para que una sociedad muestre cohesión para lograr un reconocimiento de un derecho o evitar su violación. Pero cuando esta se transforma en una violación sistemática de los derechos de los demás ciudadanos pierde el sentido original y se desvirtúa, máxime cuando el reclamo no sucumbe directa o indirectamente en la vida de los responsables. Así, en reflexión, entiendo que los grupos que entiendan que deben reclamar en forma de protesta deberán evaluar a quien afecta su "acción de reclamo" y si dicha acción sacude los nervios de los responsables de dar soluciones, los acorrala y los pone ante la necesidad de prestar una solución inmediata o solo afectan a otros ciudadanos, que por más que acompañen el reclamo, no tienen capacidad para cumplir las peticiones. Una cuenta pendiente para todas las partes…porque hay cautivos que sufren las acciones y no tienen posibilidad de dar soluciones y hay responsables que siquiera en forma indirecta son afectados por las acciones de quienes reclaman.
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