Mucho se ha dicho sobre la importancia de la observación a la hora de interpretar las necesidades de un recién nacido y en los posteriores períodos de desarrollo.
La realidad es que esta práctica debería ser nuestra mayor herramienta a la hora de acompañar siempre las manifestaciones de conductas de nuestros hijos.
Nunca dejan de darnos señales, visibles o invisibles, manifiestas o no, pero todo ser humano demuestra de una u otra forma lo que les está ocurriendo, lo que están sintiendo, lo que necesitan.
En el mejor de los casos lo harán a través de las palabras o a través del juego o a de grandes berrinches o sutiles caprichos, pero siempre demostrarán sus necesidades y deseos reprimidos.
La falta de atención de parte de los adultos cuidadores va
instalando en los niños que devienen adultos una suave sensación de angustia y desamparo que muy sutilmente va generando distintos sentimientos y emociones tan negativas cómo la sensación misma de la indiferencia e invisibilidad.
Deberemos estar muy atentos a cualquier manifestación en la conducta de los niños, no olvidemos que de nosotros depende la calidad de personas que serán en el futuro, somos sus modelos y formadores.
No debemos prepararnos solamente para un feliz nacimiento este acontecimiento es solo el comienzo de una enorme responsabilidad y compromiso que tomamos solo por nuestra propia decisión.
Ana Lía del Mármol
Puericultora Universitaria
Terapeuta Maternal
Doula
puericulturaycrianza@hotmail.com