Días atrás surge nuevamente en una consulta individual, un tema relacionado con el -critico interno- y las exigencias.
Dependiendo del enfoque desde donde se mire, distintas son las definiciones que podemos dar al exigente en mí, que de alguna manera es nuestra parte crítica. Por caso elijo quedarme con la mirada del enfoque Experiencial y Corporal que habla, para decirlo en palabras muy generales, de "una parte nuestra que siente miedo de que algo nos suceda, y que está ahí para "cuidarnos" de algún modo. Esa parte nuestra tiene como ingredientes: el miedo, la exigencia y otros más.
Ese -crítico- opera dentro nuestro en forma de -exigencia- y se lo puede reconocer cuando, entre otras modalidades, aparece con las frases "yo tendría que", "yo debería ...". Ejemplo: "yo ya debería saber que las cosas son así".
¿Se reconoce Ud. diciendo o pensando estas frases?. Imagino que sí, aunque le diré que somos unos cuantos, por no decir todos, los que hacemos eso mismo.
La propuesta de hoy es brindar un mínimo aporte práctico que pueda talvez ayudar al lector "exigente" a aliviarse un poco de ese crítico, y aliviarlo al crítico en sí mismo.
Veamos un ejemplo inventado, simple y a la vez cotidiano: "voy caminando por mi living hacia la ventanapara sentarme a descansar, y en el camino no puedo evitar ir acomodando cosas que están desordenadas y retocando los muebles". Es posible argumentar que: mientras hago alguna cosa voy haciendo otras, etc., pero el punto es que hay personas que no pueden dejar de estar en actividad, incluso cuando están descansando.
Sería un -crítico exigente- por llamarlo de algún modo. Y ese crítico exigente parece que siempre está "en funciones" y no descansa jamás, pero tampoco nos deja descansar a nosotros.
Si a Ud le sucede esto en algún punto, le propongo a continuación tres simples y prácticos pasos que podría intentar.
La idea es generar un orden de tiempos para cada actividad:
1) Definir momentos y horarios para dedicarme a: limpiar, ordenar, hacer los llamados telefónicos necesarios, pasear, ir a hacer las compras, mirar televisión o cualquier actividad que le guste.
2) Organizar esos tiempos de forma que las cosas puedan llevarse a cabo en forma concreta.
3) Manejarme de acuerdo al esquema que yo mismo me propuse y ser consistente en respetarlo.
Es posible que venga el pensamiento de: no es tan fácil, que no es tan así, que es mucho trabajo ver las cosas así… etc. Esa voz que le dice eso, tal vez sea justamente el -crítico interno- del cual estamos hablando, en forma de resistencia al cambio.
Los pasos son simples, solo tenemos que intentarlo. No es cosa menor. El orden ordena, aunque parezca un juego de palabras. Y nuestro -crítico de las exigencias- sabe que tiene sus tiempos para "entrar en funciones", por lo tanto estará calmado en los tiempos en que defino para descansar, disfrutar, etc.
Podría empezar por hacer una lista de actividades cotidianas.
De paso, es mejor ir entendiendo que no es lo mismo ser -exigente- que ser -perfeccionista-, aunque este es tema para otra publicación.
Clr. Alejandro Juroczko
www.amoraea.com
@alejuro