Amigos… convencida estoy, desde lo más genuino de mi raciocinio, que algunas circunstancias detectadas a tiempo o en su caso prevenidas evitarían encuadrarnos en el status de persona con discapacidad visceral. ¿En qué consiste esta? Se encuadra en esta categoría a las personas que, debido a alguna deficiencia en su aparato físico, se encuentran imposibilitadas o restringidas para desarrollar las actividades cotidianas dentro de los márgenes y límites de una vida convencional. Ejemplo de ello serían los cardíacos o diabéticos, que pese a tener la mayoría de las veces su total capacidad intelectual, sensorial o motora, la patología de base les dificulta transitar su vida en plenitud. En síntesis no es ni más ni menos que el daño o limitación en la función de órganos internos.
Es importante soslayar que hasta el día de hoy las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en el mundo, tanto en hombres como mujeres. Según datos emergentes de informes de la OMS, Organización Mundial de la Salud, el 30% de la mortalidad global total se relaciona con afecciones cardiovasculares. Se afirma que el depósito de colesterol en las arterias/aterosclerosis es el principal responsable, le sigue la hipertensión arterial, las trombosis, las enfermedades valvulares, las arritmias y las anomalías del músculo cardíaco. Claro es que muchas de estas afecciones suelen avanzar en forma silenciosa en nuestro cuerpo. Es por ello que las personas no conocen de su enfermedad hasta que aparece un episodio agudo como lo es el infarto de miocardio, el ACV, etc.
Por lo narrado puede inferirse que la prevención y/o detección precoz de ciertas patologías sin duda alguna evitan llegar a configurar un cuadro tal que nos encuadre, por un lado, en personas con discapacidad conforme ley 22.431 y, por el otro, habilita para solicitar el otorgamiento del benemérito "Certificado Único de Discapacidad", documento público que facilita y neutraliza un poco al menos las desventajas que apareja la portación de patologías viscerales. Por ello, si no tenemos síntomas visibles o explícitos ¿cómo saber si padecemos una enfermedad cardiovascular? Es conveniente y prudente reparar en los llamados factores de riesgo, que son aquellos que favorecen o predisponen el padecimiento de una enfermedad, tales como: hipertensión, diabetes, colesterol, sedentarismo, tabaquismo, obesidad, etc., puesto que otros como el sexo, la edad y los patrones genéticos escapan a nuestro poder de reversión.
De resultas del caso entiendo que reviste una superior importancia la indicación oportuna y el tiempo en que la detección se efectúa, dado que mediante una precoz detección y un pronto inicio de terapéuticas permitirían controlar no solo el factor de riesgo sino también evitar la progresión hacia formas severas de estas enfermedades, con su consecuente certificación de discapacidad. Según los galenos, quienes debieran realizarse chequeos cardiológico serían: 1- los hombres mayores de 35 años y mujeres de 45 años aun cuando no presenten ninguna sintomatología. 2- Personas hipertensas, diabéticas, con trastornos del colesterol, tabaquistas severos y obesos mórbidos. 3- Personas cuyos padres o hermanos hayan padecido enfermedades cardiovasculares o muerte súbita. 4- Personas que decidan iniciar una actividad física programada, etc.
De conformidad con la disposición Nº 2574/2011 del Servicio Nacional de Rehabilitación se aprobó la normativa por la cual se certifica las discapacidades viscerales. En tal sentido se considera tal al término global que hace referencia a las deficiencias en las funciones y estructuras corporales de los sistemas cardiovasculares, hematológicos, inmunológicos, respiratorios, digestivos, metabólicos, endocrinos y genitourinarias (asociadas o no a otras funciones y/o estructuras corporales deficientes), como así también a las limitaciones que presente el individuo al realizar una tarea o acción en un contexto/entorno normalizado, tomando como parámetro su capacidad/habilidad real. En consecuencia, una vez realizada la evaluación por la junta evaluadora, se determinará si existe o no una discapacidad que amerite su certificación.
Amigos… luego de este somero análisis puedo concluir diciendo que, sin duda alguna, ser protagonistas activos de nuestra propia vida nos facilitará tomar conciencia absoluta de las realidades que nos circundan, en particular las relativas a nuestro estilo de vida. De ahí la importancia de una detección precoz, pues mediante ella evitamos enfermedades o neutralizamos sus efectos a través de tratamientos oportunos. Es por tanto que hablar de discapacidad no alude a una característica personal, sino a la consecuencia de la relación entre el mundo circundante y la propia persona, ya que por lesión, enfermedad o cualquier otra causa, un ser humano tropieza con una mayor dificultad para incluirse en las distintas actividades de la vida. Como siempre los invito a "EJERCER SUS DERECHOS PORQUE SU EJERCICIO NO CONSTITUYE MEROS PRIVILEGIOS".
Dra. Silvina Cotignola
Abogada especializada en discapacidad y familia. smlcoti@ciudad.com.ar