Mel Fisher era un cazador de tesoros que buscaba oro, y lo encontró.
En 1985 después de 16 años de búsqueda descubrió el buque naufragado Ntra. Sra. de Atocha a unos 18 metros de profundidad cerca de Key West, en Florida, sus buzos rescataron un tesoro de millones de dólares, pero no fue fácil.
Trabajaron durante meses con detectores de metales, descendiendo una y otra vez, los sueños y el trabajo de Fisher a la larga dieron su recompensa y el hizo su gran hallazgo.
La Biblia describe otra clase de tesoro y dice que es la sabiduría, más que el conocimiento. Es la capacidad de aplicar ese conocimiento a la vida diaria, más precioso que el oro, la plata, o los rubíes.
(Proverbios 3: 13 y 15) Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Salomón, quién pidió a Dios que le diera un corazón sabio y entendido, nos dice en (Proverbios 2; 1) Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, 2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, 3 Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 4 Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, 5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. 6 Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
Busquemos sabiduría con la misma intensidad con que buscaríamos tesoros escondidos (v.4), clamemos pera pedir discernimiento y entendimiento (v.3), inclinemos nuestros oídos a la sabiduría (v.2) y recibamos las palabras de Dios y atesorémosla en nuestro corazón (v.1)
¿Valoramos la sabiduría? La buscamos tan diligentemente como si fuera oro?
Si es así seremos recompensados con el mayor tesoro de la de la vida: el conocimiento de Dios. Que Dios te bendiga y puedas ser sabio/a. ¡Bendiciones!
Puedes obtener mucho conocimiento por ti mismo, pero la sabiduría viene solo de Dios.
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¡Hasta la próxima semana! ¡Dios te bendiga abundantemente! Viviana Mayer
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