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Las incrustaciones metálicas son una alternativa a la hora de restaurar el sector posterior, una situación clínica que las indicaría es la profundidad de la cavidad del diente después de retirar la totalidad de la caries dental, ya que se hace dificultoso el control de la humedad para utilizar sistemas adhesivos.
Al utilizar un metal en su confección disminuye las exigencias estéticas que la sociedad demanda. Sin embargo en sectores posteriores es un material aceptable ya que no son tan visibles. Pueden realizarse de aleaciones no nobles y de metales nobles como el oro. Este último es el que posee mejores propiedades mecánicas, siendo un material dúctil y maleable que adapta de forma muy precisa. Presentan una gran dureza y pueden soportar apoyos de prótesis removibles, ataches, etc.
Las desventajas de los metales es que no se adhieren al diente quedan retenidos macroscópicamente y no por adhesión como lo hacen sus competidores (incrustaciones de cerámica o de resina).
En algunas culturas como sinónimo de belleza utilizan incrustaciones de oro en el sector anterior. Para esta situación y todas las que se puedan presentar recomendamos a los pacientes higienizarse regularmente ya que las interfases de las incrustaciones diente son sitios de recidiva de la caries si no realizamos un cuidado de las mismas. Por otro lado es necesario visitar al profesional cada 6 meses para los controles y prevención de patologías.