Florencia Piermarini, titular del Servicio Penitenciario, decidió apartar a Raúl Garnica. El cura, que cumple condena por abuso sexual, desviaba donaciones de la Fundación "Felices los Niños" hacia el penal de nuestra ciudad.
Luego del informe televisivo que mostraba cómo el padre Julio Grassi desviaba donaciones destinadas a la Fundación "Felices los Niños" hacia la Unidad 41 de Campana, donde cumple condena por abuso sexual de menores, las noticias se suceden rápidamente. El domingo allanaron el domicilio de Grassi y la fundación, y ayer el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, decidió intervenir "Felices los Niños" y disponer una "profunda investigación" en la unidad carcelaria.
También, la titular del Servicio Penitenciario Bonaerense, Florencia Piermarini, resolvió apartar de su cargo al titular de la cárcel de Campana, el prefecto mayor Raúl Garnica. La funcionaria se presentó ayer en la fundación junto a Pablo Navarro, secretario de Niñez y Adolescencia; y a César Albarracín, subsecretario de Justicia.
En la puerta de "Felices los Niños", creada por Grassi, Piermarini dijo que Scioli le pidió "investigar hasta las últimas consecuencias para ver si hay personal del Servicio Penitenciario involucrado". En ese sentido, su primer movimiento fue el desplazamiento de Garnica.
Las irregularidades en la unidad de Campana y los privilegios con los que contaba Grassi, condenado a 15 años de prisión, fueron revelados en un informe realizado por el periodista Jorge Lanata en el programa Periodismo para Todos.
Los beneficios del cura:
Julio César Grassi cumplió 310 días en prisión. El sacerdorte de la Diócesis de Morón está aislado del resto de los reclusos. Está todo el día encerrado en el depósito de alimentos, donde ayuda a ordenar el lugar y, básicamente, deja que el tiempo transcurra. Ahí montó una especie de oficina. Se despierta todos los días cerca de las 7, cuando un agente penitenciario lo pasa a buscar por su celda.
En el depósito de cocina, el cura acompaña al encargado del sector. Ceba mate y ayuda con el papelerío. "Organiza los partes de racionamiento y esas cosas. Pero nada de cocinar. Nunca corta una chuleta", había comentado una de las fuentes. Un rumor, ahora sostenido por la investigación de PPT, indicaba que Grassi donaba alimentos a cambio de seguridad: no por miedo a que lo mataran, sino porque todos le pedían algo cuando lo veían.
Grassi vuelve a su celda, que comparte con otro interno, recién a las 18. Un rato después recibe la cena y duerme o disfruta de uno de los privilegios con los que cuenta: su televisor de 21 pulgadas con conexión a una señal satelital. Según trascendió, en la última requisa detectaron que tenía cinco celulares con los que se comunicaba con el exterior.
Asi vive ahora Grassi en el penal, segun mostro el informe de PPT.
El informe televisivo mostró como los camiones con mercadería llegaban a la Unidad Nº 41.
Asi era la celda de Grassi en septiembre del año pasado cuando recién ingresó al penal.
