Esta comienza en la infancia, donde los padres tienen que ser el inicio del conocimiento de los deberes cotidianos, la conducta, comportamiento y moral, y si no cumpliera alguno de estos, la penitencia correspondiente, sin ningún castigo corporal, ya que si es de esta última forma, se le está enseñando la violencia.
La segunda clave comienza cuando inicia la enseñanza primaria. En esta etapa, la exigencia de cumplimiento de los deberes escolares, el seguimiento del comportamiento de la conducta en ésta, donde también es responsabilidad de sus mayores.
Pero en este tema debo aclarar que hay una deficiencia en la formación de los niños. Se les enseña a desaprender y ha no ver el futuro que es el conocimiento y aprendizaje, que es la base de su porvenir como persona, para que más adelante siga estudiando y se capacite para lograr un trabajo digno.
El final de todo estudio es el trabajo, sea profesional o laboral. Además el bienestar de su futura familia.
Si esto no ocurriera ocurre lo que estamos viendo hoy en una minoría de personas de nuestro país, que no estudian ni trabajan, ya que no recibieron la enseñanza de sus mayores y que esos mismos mayores tampoco trabajan, según lo dicho por ellos no les conviene, ya que reciben expensas de otro lado.
Esto último está incentivando a la vagancia que inexorablemente transmiten a sus descendientes, que van a seguir el mismo camino. Desconociendo que en un futuro no van a lograr expensas si no lo merecen. A pesar que algunas familias lo necesitan por algunas situaciones especiales.
Pero yendo al principio, si a nuestros padres les llevábamos una mala nota o un llamado de atención de la maestra por nuestra inconducta, que nos decían o hacían, un reto y una penitencia. Hoy pasa todo lo contrario, se presentan delante de la maestra, la increpan, e incluso la insultan y hasta le pegan.
Que significa esto, moral, inmoralidad, cultura o incultura. Esto tiene que terminar, nunca más faltarle el respeto que merece nuestra "segunda madre" de la infancia.
Debemos reinstalar la cultura que un día tuvimos y perdimos en estos últimos años, culturizar indefectiblemente a los incultos por una ley, y que castigue aquellos que no lo hagan ya que merecemos para nuestro país vivir felices, con salud, dignidad y trabajo para todos e incluso los jubilados que fueron los que nos legaron esa cultura del esfuerzo cotidiano.
Miguel Angel Dipaola
LE 5607869