En el 2010 Gustavo Cerati había completado su gira y estaba contento.
Depronto se sintió mal en Venezuela lejos de su tierra natal. Trás las primeras curaciones y auxilios fue traído en un avión sanitario a su patria, pero él ya no era el mismo.
Un ACV lo había sorprendido llevándose su sonrisa, su impecable talento por la música y ese fervor para encarar cualquier desafió.
Entonces los pentagramas quedaron vacíos por la tristeza, las guitarras y todos los instrumentos enmudecieron al unísono y el canto se escondió por el llanto de la pena.
Sus fans ganados a lo largo de su extensa carrera no lo podían creer aunque soñaban con que él emergería de su mundo de sombras para elevarse en el escenario a la cumbre y vibrar emocionado, para unir con el arte en melodías inolvidables tanto como solista y como integrante de Soda Stereo. Los músicos que lo acompañaron fueron excelentes profesionales, que ya forman parte de la historia del rock nacional.
En las letras de sus temas anidaban la poesía, los reclamos y esos mensajes retenidos en sus casetes, discos y Cd`s. Llegaban como una clase magistral para sus seguidores.
Pero en la mañana del 4 de septiembre cuando la primavera ya se anunciaba plena y se entregaban los Premios Carlos Gardel se marchó hacia un lugar mejor, dejándonos su voz como regalo que nadie puede olvidar.
La calidad de las expresiones de sus fans al recordarlo, nos dieron la pauta que su obra llegaba a seres sensibles, pensantes, que se estremesen de emoción llegando a sus familias para valorarlo y seguirlo.
Desde aquí le agradecemos por su estilo sobrio, interesante, convirtiéndose en un artista argentino reconocido en el mundo entero.
¡Gracias por recorrer caminos lejanos dejando tus huellas!
¡Gracias Totales!
¡Estamos tristes! Muy tristes, pero escucharemos cada día en cada momento tus temas, tus creaciones.
Rina Casulli
(Imagen ilustrativa, web; selección del editor)
