Sin libertad intelectual ninguna otra libertad será posible. Es que si solo nos dignamos a pensar dentro de los límites que nos imponen los diseñadores de las políticas públicas de turno, solo seremos autómatas y esclavos de una realidad dibujada. Obviamente que será difícil atreverse a salirse de los limites, porque los titiriteros del poder saber cerrar bien las puertas y esconder las llaves. Debemos preguntarnos ¿como podríamos empezar a buscar un camino que nos lleve a que toda la sociedad, o al menos gran parte de ella, logre emanciparse intelectualmente? Tarea difícil si la hay, porque ese camino seria el comienzo a la reconducción de un orden social impuesto y la mayoría de los que diagraman y manejan las situaciones está muy cómodos con el modelo contemporáneo. Cuando hablo de emancipación intelectual hablo de obtener esa libertad que le permita al ciudadano atreverse a buscar comprender los fenómenos y situaciones de la vida sin necesidad de un tutor que le imponga el sentimiento o la doctrina. Así cualquier ciudadano, luego de una preparación emancipadora podrá, poniendo ganas, esfuerzo y atención, obtener la mayoría de los conocimientos. Alguna vez leí una frase filosófica que exponía que la igualdad debía ser un principio y no un objetivo buscado, quedando expuesto claramente que los detentores del poder buscan siempre colocar al sujeto como el buscador de la igualdad, en base a su condición de desigualdad cuando, de lograrse la emancipación intelectual obtendríamos la capacidad para saber y exigir donde estamos parados. Desde los antiguos tiempos expresaban que solo los "competentes" podían decidir el destino de los pueblos, osea los que por alguna razón eran designados a tal fin, sin importar la capacidad. Hoy miles de años han pasado y seguimos aceptando aquella premisa. La libertad intelectual y la emancipación no es un sueño o una utopía, ya en el siglo XIX, Josep Jacotot logro probar que sus propios alumnos fueron capaces de aprender por sí mismos ante su ausencia. Por entonces concluyo que el docente no tiene que ser necesariamente alguien impone conocimiento, sino alguien que quiere guiar a los alumnos por camino. Así, quedo demostrado que todos tenemos, capacidad para aprender por nosotros mismos, si ponemos voluntad y esfuerzo. De estos estudios y doctrina apareció la teoría del "maestro ignorante", el maestro emancipador que ayuda al alumno a pensar por sí mismo. Ahora bien, podríamos preguntarnos, cabe la posibilidad que los poseedores del poder político tomen la condición similar al maestro ignorante, para conducir a la sociedad a la emancipación intelectual y con ello a crear una sociedad realmente justa. Claro está que para ellos, el político, o los políticos de turno, deberán tener la condición de estar emancipados, porque nadie puede enseñar a pensar si él mismo no sabe hacerlo. Para concluir cabría preguntarse, ¿Están preparados para tal acción quienes diagraman las políticas públicas? Y si lo están ¿Querrán emancipar al pueblo para que este empiece a analizar real y profundamente sus actos y perder ellos su miserable cuota de poder e impunidad? A reflexionar.
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