Un 23 de setiembre de 1973, en la clínica Santa María de Santiago de Chile, 12 días después del derrocamiento y muerte de su amigo, el presidente socialista Salvador Allende; fallece el poeta chileno Pablo Neruda.
Nacido un 12 de julio en Parral (Chile), fue el poeta más influyente del Siglo XX en todos los idiomas.
Recibió el Premio Nobel de literatura en 1971, entre tantos otros reconocimientos, como el Lenín de la Paz.
Además de su prolifica creación literaria, fue un destacado activista político,senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia.
A manera de homenaje, citamos aquí un poema suyo que justamente habla de la muerte:
SÓLO LA MUERTE
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Hay cementerios solos,
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tumbas llenas de huesos sin sonido,
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el corazón pasando un túnel
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oscuro, oscuro, oscuro,
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como un naufragio hacia adentro nos morimos,
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como ahogarnos en el corazón,
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como irnos cayendo desde la piel al alma.
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Hay cadáveres,
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hay pies de pegajosa losa fría,
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hay la muerte en los huesos,
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como un sonido puro,
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como un ladrido sin perro,
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saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
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creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
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Yo veo, solo, a veces,
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ataúdes a vela
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zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
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con panaderos blancos como ángeles,
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con niñas pensativas casadas con notarios,
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ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
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el río morado,
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hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
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hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
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A lo sonoro llega la muerte
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como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
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llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
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llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
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Sin embargo sus pasos suenan
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y su vestido suena, callado, como un árbol.
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Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
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pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
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de violetas acostumbradas a la tierra
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porque la cara de la muerte es verde,
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y la mirada de la muerte es verde,
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con la aguda humedad de una hoja de violeta
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y su grave color de invierno exasperado.
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Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
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lame el suelo buscando difuntos,
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la muerte está en la escoba,
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es la lengua de la muerte buscando muertos,
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es la aguja de la muerte buscando hilo.
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La muerte está en los catres:
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en los colchones lentos, en las frazadas negras
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vive tendida, y de repente sopla:
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sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
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y hay camas navegando a un puerto
- en donde está esperando, vestida de almirante.