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» Este artículo corresponde a la Edición del domingo, 05/oct/2014 de La Auténtica Defensa.

Discapacidad. Los trastornos alimentarios. Bulimia y anorexia. Régimen legal
Por Dra. Silvina Cotingola




Amigos… he decidido escoger este tema no solo por la proximidad con el calorcito que invita al uso de menor cantidad de prendas, sino porque es definitivamente un problema que nos afecta hoy día, gracias a los estereotipos que imponen los medios de comunicación a una sociedad que ha adoptado como verdad el hecho de que: "una mujer delgada es siempre perfecta". Considero que las adolescentes siempre son más fáciles de influenciar, llevando a cabo tal conducta solo por estar a la moda o ser consideradas bonitas.

Ahora bien, a lo largo de la historia, el sobrepeso fue considerado signo de salud, belleza y poder. Quizá, porque sólo las clases altas se podían permitir comer suficientemente. En la antigüedad, los banquetes donde se comía y bebía con exageración tenían un carácter sagrado y el vómito era un remedio usual para reiniciar la comida (el "vomitorum" de los romanos). El término anorexia significa literalmente falta de apetito. La restricción alimentaria se ha asociado a lo religioso. Los cristianos y los místicos han practicado el ayuno con frecuencia como penitencia y forma para lograr un estado espiritual más elevado. Aquí se hace difícil separar lo patológico de lo místico. Sin embargo, las primeras referencias descriptas en términos médicos aparecen en el siglo XVI. En esta época comienzan a emerger datos sobre personas que presentaban inanición, sus conductas restrictivas con la alimentación eran vistas como anómalas, socialmente alteradas y sin justificación religiosa. No obstante ello, hasta los años 50 se mantienen las hipótesis endocrinológicas para explicar el origen de la anorexia. El siguiente periodo corresponde a las hipótesis psicológicas encabezadas por el psicoanálisis. Pero desde los años sesenta se incrementan los trabajos sobre anorexia con una visión más pragmática y heterodoxa del problema, considerando que en la génesis del trastorno pueden influir factores psicológicos, biológicos y sociales. Los actuales modelos de investigación indican que los tratamientos deben ser interdisciplinarios abarcando los tres núcleos conflictivos de la anorexia: peso, figura y pensamientos distorsivos.

Contrastando con este trastorno se encuentra la bulimia. Literalmente significa "hambre de buey" o un hambre muy intensa. Tradicionalmente se ha empleado para describir todo tipo de conductas de ingesta masiva. La bulimia nerviosa es un trastorno del que comienza a hablarse desde hace 2 décadas. Sin embargo, se encuentran referencias detalladas de casos de bulimia, entendido como trastorno clínico, desde hace 50 años. Pero es en la última década cuando los aspectos relacionados con la figura, el peso y los factores socioculturales se erigen como influyentes. El término bulimia nerviosa fue acuñado por Russell en 1979, primero como una variante de la anorexia nerviosa y actualmente como entidad independiente, caracterizada por episodios de sobre ingesta, a los que siguen vómitos o uso de diuréticos o laxantes para anular las consecuencias del atracón, en pacientes que rechazan la posibilidad de ser o llegar a ser obesos.

Concretamente ¿en qué consisten estas dos patologías? Por un lado, la anorexia nerviosa no es un trastorno que reconozca una sola causa. Para su desarrollo tendrán que coincidir una serie de factores: los que predisponen a padecer la enfermedad, los que la precipitan y por último los que contribuyen a su mantenimiento. Esto no significa que deban darse todos a la vez. Las personas se vuelven enflaquecidas al punto de inanición, perdiendo por lo menos 15% a un máximo de 60% del peso corporal normal. Aún así, las mujeres con anorexia siguen convencidas que tienen sobrepeso. En tanto que la bulimia nerviosa generalmente se manifiesta a principios de la adolescencia, cuando las mujeres jóvenes intentan las dietas restrictivas, fracasan y reaccionan con atracones (comer mucho). En respuesta a tal conducta, los pacientes deciden purgarse mediante laxantes, pastillas para adelgazar, medicamentos para reducir los líquidos o induciéndose el vómito. Es frecuente que los pacientes diagnosticados con bulimia tengan cerca de 14 atracones/purgaciones por semana.

Debiera conocerse que existen distintos tipos de anorexia, a saber: 1- el tipo restrictivo. Describe cuadros clínicos en los que la pérdida de peso se consigue con dieta o ejercicio intenso. 2- El compulsivo purgativo. Identifica al individuo que recurre regularmente a atracones o purgas, aunque algunos no presentan atracones pero sí recurren a purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de comida. 3- Anorexia nerviosa primaria. En este padecimiento no coexiste ninguna otra enfermedad más que el miedo intenso a subir de peso. 4- Anorexia nerviosa secundaria. Aquí sí es consecuencia de una enfermedad psiquiátrica como esquizofrenia o depresión. Corolario de lo explicitado, y según criterios de los facultativos, el tratamiento idóneo para atender la anorexia estaría dado en la combinación de manera integral del tratamiento medico, nutricional, psicológico y fisioterapéutico. Parece fácil ¿no?

Respecto al trastorno bulímico, su causa exacta es desconocida, pero se están investigando varias teorías psicológicas, sociales, culturales, familiares y bioquímicas. En la bulimia, los factores que predisponen y precipitan el advenimiento del trastorno son muy similares a los de la anorexia, aunque la ansiedad y la depresión suelen ser incluso más importantes que en la anorexia, ya que el paciente reconoce desde el principio que sus comportamientos con respecto a la comida son anómalos, los perciben como algo inmoral y degradante. Cuando los atracones con comida y la purgación han conducido a un peligro físico extremo, la hospitalización médica o psiquiátrica es la opción requerida, para vigilar dichas conductas en todo momento. Su tratamiento generalmente incluye altos niveles de estructura y un plan de tratamiento conductual basado en el peso del paciente y sus hábitos de comer.

Una vez que nos encontramos diagnosticados, en cualquiera de ambos trastornos, debemos inexorablemente iniciar terapéuticas adecuadas para su reversibilidad. Pero ¿quién se hace cargo de tales tratamientos? Desde el 3 de septiembre de 2008 contamos con una brillante norma, la ley 26.396, por la cual tanto la obesidad, la bulimia como la anorexia son consideradas enfermedades. Esto significó que los tratamientos para combatir tales trastornos estén ahora incorporados al Programa Médico Obligatorio, PMO, debiendo cubrir las obras sociales y empresas de medicina prepaga los tratamientos médicos, nutricionales, psicológicos, clínicos, quirúrgicos y farmacológicos. Es decir, la cobertura integral de dichos trastornos alimentarios, Art. 16. Además, obliga al estado a impulsar programas de información en materia de alimentación y salud, haciendo hincapié en la educación alimentaria. Asimismo, obliga a que los anuncios publicitarios y los diseñadores de moda no utilicen la "extrema delgadez" como símbolo de salud y belleza.

En resumen, será importante que conozcamos estas enfermedades, estar atentos a los signos que puedan presentarse sobre todo en jóvenes, pero lo más relevante será que los padres estén pendientes de lo que les sucede a sus hijos, porque suelen ser los últimos en enterarse. Por último, entiendo que si los jóvenes contaran con mayor información y apoyo psicológico sería mucho mas fácil erradicar este problema.

Amigos… luego de lo comentado puedo soslayar que la vulnerabilidad biológica de la adolescencia y los problemas familiares y sociales se combinan con un clima social determinado para originar la conducta alimentaria típica de los anoréxicos y bulímicos. De allí que propondría que se articulen los mecanismos necesarios para realizar campañas de información y sensibilización a la población en general, y a la juventud en particular, respecto de los riesgos que conlleva la falta de ingesta de alimentos con el objeto de presentar una imagen de extrema delgadez. Asimismo, recomiendo que los diseñadores y fabricantes de ropa para la juventud cumplan definitivamente con la ley de talles. Finalmente, como último eslabón de esta cadena, se logre que tanto los publicistas como las empresas de marketing sean receptivos al problema planteado, y comiencen a mostrar imágenes de modelos en consonancia con la realidad social actual. Por ello rompamos con los estereotipos. No se olviden nunca que "EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS NO CONSTITUYE MEROS PRIVILEGIOS".

DRA. SILVINA COTINGOLA,

ABOGADA ESPECIALIZADA EN DISCAPACIDAD Y FAMILIA. smlcoti@ciudad.com.ar



 
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