Hoy voy a correrme un poco de la reflexión sobre la realidad cotidiana que nos toca enfrentar. Esa en la que los robos y el abandono de nuestro gobierno nos hacen sentir la Campana que queremos cada día más lejos.
Esta semana me puse a replantear y actualizar algunos de los puntos de mi programa de gobierno. Como la situación en la ciudad en materia de seguridad, educación y obra pública no ha mejorado mucho en estos últimos años, la mayoría de las propuestas que forman parte de mi proyecto siguen vigentes. Sin embargo, es todavía muy temprano para exponerlas de manera sistemática.
¿Qué quiero hacer hoy, entonces, en este espacio? Compartiré con ustedes algunos pensamientos sobre un tema delicado, preocupante y vital para los vecinos de Campana. En especial, para aquellos jóvenes adultos que recién están inaugurando su proyecto de vida. Me refiero a la cuestión del ACCESO A LA TIERRA y el PRECIO DE LA PROPIEDAD en Campana.
Sabido es que en cualquier zona pujante, productiva y encima en donde el espacio no es un bien abundante -Campana es un partido pequeño en comparación con otras localidades bonaerenses, y con una gran porción de su territorio ocupado por el delta del Paraná-, se ocupan rápidamente sus espacios, haciendo que ante su escasez el valor de la tierra aumente.
En el casco urbano, esto se ve reflejado en las últimas décadas con la construcción incesante de edificios, cuyos departamentos igualan en precio a las unidades en Palermo y Belgrano, en Capital Federal. Y los terrenos o casas que quedan desocupadas son colocados a la venta a precios muy elevados, imposibles de afrontar para cualquier pareja joven que desea empezar una familia.
Entonces, se crece hacia la periferia. Pero allí también los costos continúan siendo elevados. Hoy, la inestabilidad de los precios hace que construir sea algo caro. Sumado a la necesidad de adquirir el terreno previamente, estamos ante una aventura muy difícil para la mayoría de los vecinos de nuestra ciudad.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?
La respuesta es sencilla: ante las inequidades formadas por el mercado, el ESTADO TIENE QUE INTERVENIR. Porque nadie está en contra de la actividad de la construcción, que genera muchos dividendos para empresas locales y puestos de trabajo para los vecinos de la ciudad. Pero no podemos permitir que justamente una porción de esa ciudad le sea cada vez más difícil de alcanzar a esos mismos vecinos.
Al respecto, creo que es urgente establecer un plan de asistencia mediante créditos, para ayudar a los vecinos a comprar el terreno o empezar la construcción sobre uno previamente poseído. Porque la propiedad también es fuente de derechos: derecho a dejar de pagar un alquiler o vivir en condiciones infrahumanas para ganar en calidad de vida y movilidad social. Derecho de tener un hogar digno, donde la familia pueda prosperar en un ambiente sano, con todos los servicios, y rápidos accesos a los centros de salud y educación. En definitiva, derecho de decir "esto es mío".
Ustedes conocen este problema y saben de qué hablo. Y compartirán conmigo que alguna medida hay que implementar. La tierra tiene que ser de los que la trabajan, alguna vez escuche decir. CAMAPANA TIENE QUE VOLVER A DARLES A LOS VECINOS LA CHANCE DE POSEER UNA PARTECITA DE ELLA.
Mañana nos encontramos de vuelta para un nuevo "Primer Campana, Primero los Vecinos", a las 22 horas por la pantalla de Canal 15 Cablevisión.
Un gran abrazo,
Carlos Cazador
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