Hace tiempo que ando en bici. Recuerdo perfectamente cuando decidí hacer de la bicicleta mi cable a tierra. Tuvo que ver con mi primer viaje a España, en enero 2005.
Habíamos alquilado un auto con la familia, y estábamos pasando los Pirineos rumbo a Francia, a visitar a unos amigos que habíamos conocido aquí en Argentina unos meses antes.
Fue allí cuando encontré a un grupo de ciclistas subiendo las escarpadas montañas, por un camino asfaltado y lleno de curvas y contracurvas, con un frío gélido y viento en contra… Los miré y me imaginé a mi mismo arriba de esas bicis, pero atravesando los Andes… Fueron solo unos segundos, pero me marcaron para siempre.
En septiembre de 2005, luego de una preparación física acorde; recorrí 450 kilómetros en 8 días en mi bicicleta. Lo hice junto a un grupo, bajo la organización de Gustavo Gonzalez (Bike & Trek); y sin planearlo de antemano me encontré con el Dr. Mario Malamut que había decidido enfrentar el mismo desafío: un recorrido alrededor del nevado de Aconquija de difícil geografía; pasando por dos provincias: Catamarca y Tucumán.
Concepción (Tucumán), Aconquija, Andalgalá, Minas Capillitas, Santa María (Catamarca), Tafi del Valle y regreso a Concepción. La belleza del paisaje con los nevados del Aconquija siempre visibles, fueron un incentivo para sortear las muchas exigencias existentes, como: la Cuesta del Clavillo (ascenso de más de 1000 metros en escasos 21 km.), los arenales catamarqueños, el intenso calor del desierto, la cuesta de Minas Capillitas (según dicen la subida más larga de sudamerica) y la del Infiernillo donde se superan los 3000 mts sobre el nivel del mar. Al esfuerzo se le sumaron la cuota de riesgo con empinadas bajadas de ripio en caminos de cornisa. Enero de 2006 me encontró haciendo el Doble Cruce de los Andes, también con la organización de Bike & Trek. Fueron 10 hermosos días: San Martin de los Andes - Paso Hua Hum - Neltume - Liquiñe - Paso Carririñe - Lago Currhue Grande - SMA. Cruzar dos veces la Cordillera de los Andes combinando caminos de ripio en la Patagonia de Argentina y Chile con trepadas duras y adrenalíticas bajadas, bosque andino patagónico y selva valdiviana, diez lagos, pequeños pueblos, termas y el marco natural del Parque Nacional Lanín. ¿Qué más se puede pedir?
Acampar por las noches junto a los lagos, mirar al cielo y ver un mar de estrellas que parecían caerse, fue, además de pedalear, una de las sensaciones más hermosas que me dejó ese viaje.
Siguieron muchos más: Campana - Mar del Plata, Campana - Sao Miguel das Missoes (Brasil) habiendo cruzado un inhóspito Uruguay por el centro. Un proyecto trunco de unir Campana con Malargüe. Mil salidas cortas, algunas no tan cortas…
Finalmente, hace cuatro meses, tuve la dicha de unir las ciudades de Saint Jean Pied de Port (Francia) con Finisterre (España). 997 km atravesando los Pirineos por el norte, cruzar España de este a oeste, pedaleando sobre el Camino de Santiago. Un recorrido mágico, alucinante, histórico, místico… Y como "bonus track", un desvío para pasar por un pueblo escondido de Galicia que está hermanado con Campana: Vila de Cruces. En ese pueblo nació mi bisabuelo y tuve la suerte de ver la casa donde él vivió hasta los 14 años, antes de partir para Campana. La vieja casona de piedra estaba allí, casi igual; como si esos ciento y pico de años no hubieran pasado, sentí una emoción inmensa… No sé por qué, pero visitar esa región fue como haberlo conocido a él, haber vivido aunque sea por unas horas aquella realidad adolescente que lo atravesaba. No pude dejar de preguntarme que lo motivó a buscar a tan corta edad un destino diferente; con tanta suerte que pudo evitar estar cerca de dos guerras mundiales y sufrir el espanto de la Guerra Civil Española.
Agradezco siempre infinitamente haber comenzado a andar en bicicleta, haber podido hacer tantos kilómetros, haber conocido tanto y tanta gente. Esta pasión que alguna vez comenzó como un anhelo y hoy es una realidad, creo que nunca se va a terminar.
