Cuando ahondamos en la historia, nos vamos a encontrar con grandes hombres que han ofrendado sus vidas en pos de la libertad de los pueblos, por eso son bien recordados y se le brindan loas y honras a través de canciones, por la gratitud que brota en los corazones de los que han sido libertados.
La cristiandad reúne una inmensa cantidad de canticos para glorificar al LIBERTADOR de los LIBERTADORES, a "JESUS, EL HIJO DE DIOS" y no solo eso, sino que su deber es proclamar esta libertad, que es única, e inigualable.
¿En qué consiste la libertad? Es la facultad que Dios otorgó al hombre para obrar haciéndolo responsable de sus actos.
Es una condición de aquel que no es esclavo, sabe que no está preso, bajo la tiranía y gobierno del pecado, ni atrapado en sus garras.
¿Quién ofrece esta libertad? Es Jesús, el Hijo de Dios, que se sacrificó en una cruz para darnos la libertad espiritual, que no terminó en el sacrificio, sino que venció la muerte al resucitar al tercer día de entre los muertos.
Rompió las cadenas y el yugo del pecado, cerró las puertas del infierno y abrió las puertas del cielo, para que por fe, podamos entrar nosotros, dio paz a los hombres, nos justificó delante de Dios.
Jesús habiendo abierto el libro del profeta Isaías, donde habla de Él, dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos. A predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18,19)
¿A quienes Jesús ofrece la verdadera libertad? A los que se precian de estar libres, pero que en realidad son víctimas del pecado. A todos los que ponen su confianza a los que creen en El. A la raza perdida por el pecado de Adán, a los esclavos del mal, no importa su condición, edad, color o rango social, Dios no hace acepción de personas.
Amigo lector; Jesús te dice, que si permanecen en mi palabra, seréis mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. (Juan 8:31,32)
Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8:36)
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¡Hasta la próxima semana! ¡Dios te bendiga! Roberto Morales
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