El pasado 2 de Abril se conmemoró el 33º aniversario de la Guerra de Malvinas. En este sentido, resulta imprescindible reflexionar acerca de un tema tan sensible para los argentinos como lo fue la Ley de Servicio Militar Obligatorio; en el marco de la cual miles de jóvenes fueron a combatir a las islas, avasallando el Estado contra la dignidad humana de estos.
La Ley de Servicio Militar Obligatorio que fuera instituida en 1901 en Argentina, durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca, tuvo vigencia hasta agosto de 1994. La misma fue suprimida luego del homicidio del conscripto Omar Carrasco. Sin embargo, ese joven no fue la única víctima del servicio militar obligatorio; ya que en 1982 habían sido obligados a ir a las islas más de 12.500 argentinos de entre 18 y 20 años. No obstante, los caídos en el campo de batalla no fueron los únicos que sufrieron un trágico final; ya que los sobrevivientes de la guerra cargaron consigo una pesada mochila de graves secuelas emocionales que en muchos casos condujo al suicidio.
Desde la profesión de Trabajo Social, consideramos que el servicio militar obligatorio atenta contra la dignidad humana de los jóvenes. Al respecto, el Código de Ética Profesional del Colegio de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires establece en el Cap. 1, inc. 5, que "el Profesional en Servicio Social deberá: pronunciarse ante los hechos que lesionen la dignidad humana y/o derechos ciudadanos…" ¿Pero de qué hablamos cuando nos referimos a la noción de dignidad humana? Dignidad es un concepto que viene del latín dignitas, que significa valioso. En este sentido, quienes aún hoy promueven el servicio militar obligatorio, atentan contra el ejercicio de la libertad y autodeterminación de los jóvenes; en especial de aquellos provenientes de sectores populares.
Nos genera rechazo ver la manera en que la ideología fascista de ultraderecha permanece vigente en políticos que promueven el orden y la seguridad, utilizando lemas de campaña como: "No estudia. No trabaja. Servicio militar con capacitación en oficios"; cuando tenemos sobradas muestras como país de que la verdadera seguridad está en la salud, el trabajo y la educación.
En conclusión, como trabajadores sociales que enarbolamos la bandera del principio ético de la dignidad como inherente al ser humano, sostenemos que para mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto; hay que dignificar a los jóvenes de sectores populares en lugar de disciplinarlos con la metodología del servicio militar obligatorio.
(*) Trabajador Social. MP: 9385. Vocal Titular del Consejo Superior del Colegio de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires por el Distrito Zárate-Campana. Docente de la Universidad Nacional de Luján.