El jueves comenzó una nueva etapa para Campana. Deseo sinceramente que sea una superior a la anterior. Como vengo diciendo, el flamante gobierno necesita una nota de crédito. Sería injusto empezar a presionarlo para que las grandes soluciones aparezcan de la noche a la mañana. En vez de eso, debemos ayudarlo a ordenarse en el poder, a tomar conocimiento de las dependencias municipales y acercarle las inquietudes y necesidades más urgentes de los vecinos. Esas que no pueden esperar.
Tal como hicimos, por ejemplo, en nuestra visita al barrio Malvinas.
Allí, el cambio de color político en Campana dejó paralizada una obra vital para la gente de la zona. Se trata del asfalto de las calles -Crosio entre ellas-, que especialmente en verano se transforman en un verdadero polvaderal. Las casas sucias, los electrodomésticos tapados y los chicos respirando tosca, con el daño que eso le hace a sus pulmones. Es una situación de emergencia, realmente.
Tuve la oportunidad de reunirme con los vecinos el día viernes. Estaban indignados. La obra a medio terminar, lejos de traerle la mitad de los beneficios, les duplicó los problemas. Rompieron la bajada de los garages y esto es increíble: los propios propietarios de las casas tuvieron que improvisar bajadas para no quedarse sin medios de transportes.
Además, me contaron que se rompieron caños y el sistema de desagüe se hizo todo mal, por lo que rezan para que la lluvia se apiade y no les inunde el lugar.
Cuando vinieron a vivir al barrio y compraron sus hogares, les prometieron pavimento. Años después, tuvieron la ilusión por un momento de que se haría real. Pero la debacle electoral de octubre esfumó los avances de la obra. Y ellos tienen el derecho de que se termine.
El nuevo gobierno tiene razón si piensa "esto no lo hice yo". Es la verdad: lo arrancó la gestión anterior y ella debería haberlo concluido. Sin embargo, apelo a la buena voluntad y ganas de trabajar de la administración de Abella, para que lo más pronto posible se termine con esta barbaridad.
Seguiremos defendiendo a los campanenses más allá de quién ocupe el sillón del intendente. Nuestro único compromiso es con ellos. Los problemas de la ciudad no desaparecieron en la transición, siguen y se profundizaron. Y es clave, para empezar con el pie derecho, saber darles fin.
Un fuerte abrazo,
Carlos Cazador
