Una escalera de cemento, una puerta de hierro que abre paso a un amplio gimnasio que muestra una cancha de paddle desolada, detrás de uno de sus lados una radio le pone música a la tarde y se sienten los ruidos originados por jóvenes muchachos que se entrenan bajo la mirada de un viejo conocido del ring.
Es el tiempo del aprendizaje. Las piernas duelen de arriba hacia abajo. La izquierda adelante, apoyada casi en punta de pie. La derecha atrás. Avanza un paso la izquierda y luego un paso la derecha.
La guardia armada. Los codos pegados al cuerpo. La mirada a la frente, el clásico directo. Y si se puede delante del espejo. Y la transpiración que corre y el brazo que no: "Así no m´hijo, y no se me desarme".
En un cambio hecho únicamente para los mas fuertes, para aquellos capaces de perderlo todo, menos la ilusión, están hoy estos deportistas y este orientador que anhela que el boxeo en Campana siga teniendo vida.
Abelardo nació un 13 de agosto de 1934 en la Capital Federal, aunque su padre Pedro Pantaleón y su madre Amanda eran de Tucumán. Cuando tan solo tenía 4 años lo llevaron a la ciudad de Zárate, en donde lo crió la familia Lumbrera, a la cual le está eternamente agradecido.
Desde chico conoció el peligro de la calle, y en la esquina del barrio, jugando con una pelota de fútbol, en uno de esos típicos entreveros, participó en las primeras peleas y así nació el sueño de un día ser boxeador.
Pasaron los años y su deseo se cumplió.
Eduardo Carugati fue su primer entrenador y debutó en el Club Defensores de Zárate. Se puso los guantes y de pronto saltaron las lágrimas, porque no vio de donde venía la piña y con aquel primer dolor se sintió boxeador.
Fue un guapo de verdad, y de una larga trayectoria, sumando todo tipo de resultados.
Ganó el Campeonato de los Trabajadores y el Campeonato Evita.
Combatió en Zárate con Abel Leudonio cuando era amateur, también ante Julio R. Palavecino, Cirilo Pausa, Rafael Rodriguez, siempre en categoria pluma. Luego llegaron las victorias ante "Torito" Acosta y Gabino Godoy.
Razones de trabajo, dieron motivo para que se viniera a vivir a Campana, en 1957, cuando entró en Cometarsa y enrtonces llegó el momento de animar las reuniones del Club Ferroviarios y el Club América.
En el último de los citados se midió en dos oportunidades con otro apreciado valor de estos pagos como Carlitos Lorán, de emotivos enfrentamientos, uno lo ganó Lorán por puntos y el otro fue un empate. En Miguelete cruzó guantes con "Kid" Josesito.
En 1962, en la ciudad de Montevideo, Uruguay, hizo dos peleas y luego le llegó la posibilidad d presentarse en La Habana, Cuba.
Fue siempre un admirador del gran Nicolino Loche. Sparring de la "Pantera" Saldaño y Mario Guilloti.
Entrenó en sus primeros tiempos a Ricardo "Palito" Magallanes.
Dio su positivo aporte al gimnasio del Club Ferroviarios en 1966, y por sus gestiones logró la presencia en el mismo del entonces campeón del mundo Horacio Accavallo y del ex campeón argentino Andrés Selpa, para hacer exhibiciones.
Nadie podrá negar, que como muchos otros, le dio vida a este deporte en nuestra zona.
Hoy sigue con el vicio, entrenando en el Club San Lorenzo a esos muchachos que atentamente escuchan sus consejos.
Fráncica, Giovanoni, Daniel Guerrero, Marcelo Kolque, Lucas Delgado y los hermanos Sergio y Juan Carlos Arancibia, son los protagonistas de esta nueva etapa, en plena humildad. Todos tienen que poner el cuerpo y la cara y recibir varios golspes en el camino, esos mismos que sintió Abelardo para luego ganar aplausos en ese mundo que tanto quiere.