Hay jugadores que dejan grabado su nombre en un club por su larga trayectoria y están aquellos otros, como Masuelli, que necesitaron poco tiempo para labrar con luz propia un lugar en la tribuna. Masuelli fue siempre querido por la hinchada y solo jugó tres años con la casaca violeta.
Recuerdo perfectamente sus actuaciones en Villa Dálmine, porque yo tuve la posibilidad de verlo jugar en ese ayer pleno de campeonatos, digno final de su trayectoria futbolística. Nadie podrá negar que el deporte ocupó siempre un lugar grande en su vida, en modo especial el fútbol y el tenis.
Del primero, aquellos pasos en Argentino de Rosario, Argentinos Juniors, River, siendo suplente del "Maestro" Amadeo Carrizo, luego en 1952/´53, en la primera del Club Lanús, defendiendo la valla junto a Alvarez Vega y teniendo como compañeros a Prato, Beltrán, Daponte, el "Nene" Guidi, Vivas, Catoira, R. Martínez y Cejas entre otros.
En el ´55 en Rosario siendo el arquero titular de aquel Newell´s de Grifa, Echeverría, Ramaciotti, Picot, Boveri, el "Piojo" Yudica, Miralles y Mastrogiuseppe, con quienes en el ´63 se volvería a encontrar en Villa Dálmine. En el ´57 ocupó su lugar en los "Leprosos" Righi.
En 1961, el fútbol fue la razón para que llegara a nuestra ciudad y se radicará con su familia. Aquí tuvo como compañeros de entrenamientos al recientemente fallecido "Bagre" Torres, Chillier, Eduardo Gutiérrez, Benigno Cordero, Bellochi, Saffores, Coronel, Dopazo, Chiarle, el "Rusito" Monteiro, J. González, Prelato, Borean, "La Yiya" Montero, Luisito Cesáreo, Pussino, Torello, R. Moyano, "El Pájaro" Menéndez, Pepe y Godoy. D.T:: José Marante.
Todos en mayor o menor medida, fueron los generadores de un Campeón que definía sus compromisos con facilidad. Era demasiado equipo para esa categoría. Luego el Subcampeonato del ´62 y en el ´63 otra vuelta olímpica con Cadars, Saldías, Orsi en su puesto. Además Mastrogiuseppe, Garibaldi, Guastavino, Roberto Moreno, Guenzatti, Vizzo, "Rabito" Domínguez, el del gol en la final; Carranza, Pavón Reyes, J. Benítez, Cesáreo, el hoy Dr. Juan Gerlo, Puerto, Taborda, Bellocchio y Garma. D.T.: Horacio Torello.
Eligió un puesto que requirió la máxima intuición, la mayor tranquilidad, el cálculo más exacto, el puesto donde el error tiene un duro castigo. El arquero tiene que impedir el gol, tiene que evitar las dos caras opuestas que el estadio puede ofrecer, en un mismo instante. A cualquier futbolista se le pueden aceptar errores, pero al guardametas no.
Pero Zoilo Masuelli conocía todos estos riesgos e igualmente eligió ese lugar, que le dió muchas satisfacciones. En rueda de amigos, siempre recordaba ese pasado jugando con tribunas plenas de público. Podía contar con orgullo a sus nietos lo que el abuelo fue como arquero.
Este amigo del arco durante varios años supo pasear en cualquier club sus condiciones de jugadores y su seriedad profesional, lo que le permitió ganarse el respeto de todos. Más tarde, desde la platea, se emocionó cuando el club de sus amores festejó dos ascensos de categoría consecutivos.
La nostalgia y el cariño por los colores lejos de atenuarse, con el tiempo se agigantaron. Luis Zoilo Masuelli será siempre recordado como ese "arquero de primera" que cuidó el arco de Villa Dalmine.
EL VILLA DÁLMINE CAMPEÓN DE 1961, CON MASUELLI COMO ARQUERO.