Sin dudas los dos temas por excelencia que hoy preocupan a la ciudad son la continuidad de ABSA y el peaje en la Ruta 6. Sobre ambos me he manifestado y no pretendo ser repetitivo: sin embargo, me gustaría reflexionar sobre el rol de la política en estos reclamos, tanto como herramienta para transformar la sociedad como, en el revés de su filo, como artilugio para ocultar intenciones y llevar agua para nuestro propio molino.
Es saludable que los vecinos se expresen, que hagan uso de los espacios institucionales que brinda la democracia y manifiesten sus reclamos, enojos, frustraciones, cansancios y, desde luego, sus ideas para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad. Y está claro que cada uno habla desde un lugar: el vecino común, desideologizado, no existe. Tal vez una persona que esté en contra del peaje pero sea simpatizante de Abella reclame de otra manera que uno que no lo quiera. Pero remarco que hay que hacerlo siempre con respecto, reconociendo la investidura del intendente y de los concejales elegidos por el pueblo.
Porque lamentablemente eso no es lo que se vivió el martes en el Concejo Deliberante. Insultos, gritos, agresiones de todo tipo contra el bloque oficialista que, insólitamente, votó a favor de los proyectos dirigidos a las problemáticas del peaje y de ABSA. Eso no se puede tolerar en democracia, aunque lo más grave es que termina contaminando reclamos vecinales legítimos por los que todos los vecinos -y no un puñado- deberían movilizarse.
Creo que es precisamente esa actitud la que termina conspirando contra la masificación de las cuestiones sociales de nuestra ciudad. Es esa voluntad de transformar los problemas en banderas partidarias. En serio pregunto, ¿por qué insultar al bloque de Cambiemos por lo de ABSA, si fue el gobierno del Frente para la Victoria quien avaló su llegada y garantizó por años su continuidad al frente del servicio? ¿Por qué insultar a Ejecutivo municipal si está en plenas negociaciones para evitar que el peaje se instale en la ciudad o, de lo contrario, para que ningún vecino de Campana tenga que abonarlo?
Pasó algo similar con el boleto estudiantil allá por el mes de mayo. Recibí en ese caso yo una catarata de insultos, siendo que había presentado varias veces proyectos al respecto y me disponía a votar la cuestión de manera positiva, fiel a la importancia que la educación tiene para Primero Campana. Pero, ¿eran todos los estudiantes de Campana los que me agredieron? No, tan solo una yema de dedo, los identificados con La Cámpora que había llevado alguna concejal ese día. Un grupo minúsculo que, justamente por esa actitud, seguramente repelió a muchos otros estudiantes de manifestarse y acompañar la puja por el boleto estudiantil gratuito.
Destruir el límite entre un reclamo y un objetivo partidario atenta contra la resolución de los principales problemas actuales. Debemos participar, opinar, presionar, fundamentar por qué yo creo que le tenemos que pegar una patada en el traste a ABSA y por qué motivos los vecinos de Campana no tienen que pagar peaje para ir de un lugar a otro de su propia ciudad. No insultar, no agredir, no atacar. Considero que, en ambos asuntos, hay un consenso general. Precario tal vez, pero está. Construyamos sobre eso que si alguno ladra, es señal de que cabalgamos.
Un fuerte abrazo,
Carlos Cazador
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