Un abra oscuro en el monte.
Una alameda en la costa,
un pontón en el zanjón
y un isleño que lo impulsa
clavándole un empujón.
Cargado verá la chata
que lo aguarda río abajo
y el zanjón se vuelve atajo
para llegar al final
del isleño y su jornal,
que de mucho atropellar
se encuentra con sus centavos
porque sabemos que pavo
sólo come el capataz.
Entonces el monte queda
talado a moto y machete,
el aserrín será el saldo
que le queda a la cuadrilla
y el " diablo" con la horquilla
juntará buenos billetes,
cuando le caiga ese flete
en alguna papelera.
Y al cabo que la madera
en veneno se convierte;
más esto es como todo,
es una simple cadena.
Cada eslabón es condena
del que trabaja en el monte,
del isleño y de sus penas.
Eslabón - Fátima Álvarez