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» Este artículo corresponde a la Edición del jueves, 30/mar/2017 de La Auténtica Defensa.

Por el Camino del Recuerdo:
Los Barletta unidos por el éxito
Por Héctor Taborda




Los antecedentes de las carreras de trote de nuestro país son muy diversos,van desde Bernardo Duggan, un argentino hijo de ingleses que importó de Europa los primeros padrillos, hasta los desafíos que se corrián entre los carritos lecheros en el barrio porteño de Flores.

Esta actividad se extendió rápidamente por distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y en la zona gringa de Córdoba y Santa Fe. Y pronto también surgieron las leyendas: caballos como FRancis Glande, Damin Suspiro y Chúcaro y drivers (conductores) como Enrique Epifanio, Ledesma, Albino Brandalice y Rubén (padre) y Néstor Barletta (hijo), que se convirtieron en los preferidos de los fanáticos del trote en la Argentina.

No obstante las puertas de los hipódromos de trote de Hurlinghan e Ituzaingó se abrieron recien en 1977. A ellos se sumaron el de Lincoln, Arteaga, Chivilcoy y Villa María, entre otros escenarios en los que el público, desde simples chacareros hasta poderosos estancieros, comenzaron a hacer oficialmente sus apuestas.

En esencia, el trote se parece bastante al turf. La mayor diferencia está dada por a manera de conducir al caballo y la dimensión de las apuestas (son inferiores en las carreras de trote). La singular manera en que el driver se encarga de conducir los destinos de su caballo (sentado en el sulky), hace que esta denominación sea más apropiada que la de jockey, puesto que el hombre debe "manejar" literalmente al caballo.

Don Remigio Martínez, habitual animador de estas carreras vivía en Pilar y luego se vino a radicar a nuestra ciudad a un lugar que él denominó "La Querencia" y llevó por primera vez a Don Rubén Barletta a ver este apasionante espectáculo deportivo, y quedó encantado, a tal punto que un día volvieron a ese mismo lugar, en donde se realizó un remate de "Haras el Ceibo" y compraron dos portillos: Chúcaro Malón y Mana, este último fue vendido a Estados Unidos. Conel primero de los mencionados se inicia la hermosa historia en esta actividad competitiva de la familia Barletta,que con el paso de los años le depararía tantas victorias.

En el hipódromo de Hurlinggham, Chúcaro Malón, el 12 de junio de 1977, logró el record de volocidad en los 1000 metros con un tiempo de 1,15. Alos 10 años se retiró con todos los honors por ser caballo criollo y no poder competir con los importados. Se unieron en esa época la calidad de conducción de Don Rubén y el alto rendimiento en el trote de Chúcaro Malón. Y quedaron para el recuerdo triunfos inolvidavbles como el "Clásico Jockey Club", el "Haras el Ceibo", el Gran Premio Internacional o el Campeonato Sudamericano "La Milla",por tan solo mencionar algunas performances de real mérito.

En su adiós a las pistas a Chúcaro Malón lo llevaron a un haras y nació Trelpón Montalhué (nombre araucano). Por una razón de edad y peso Don Rubén deja la actividad, con el orgullo de marcar un camino triunfal y entonces con su valiosa experiencia le enseña al mayor de sus dos hijos Néstor, que por ese entonces tenía 16 años, a ser otro digno embajador de la actividad deportiva campanense.

Trelpón Montalhué tiee dos hermanos y ganó 57 carreras. Además fue el preferido de muchos apostadores.

"En las carreras -explica la esposa de Don Rubén- se forma un pelotón muy grande y tenés que estar pendiente de tu caballo y de los que te rodean. Los caballos alcanzan velocidades de entre 45 y 55 kilómetros por hora, lo que no impide que se produzcan rodadas. Una diferencia sustancial respecto del turf está en la manera en que se produce la largada de la competencia. Como no es posible largar en las gateras, los competidores se agrupan en un sector de la pista y siguen a una camioneta, que aumenta paulatinamente de velocidad. Una vez que los caballos alcanzan una carrera regular, la camioneta se aparta de la pista y deja la vía libre para el pelotón de competidores que pugnarán por quedarse con la victoria.

A fines de los 90 Néstor deja esta versión reposada y telúrica del turf como lo fuerobn estas carreras de trote, con la satisfacción del deber cumnplido. Y defendido muy bien los consejos de su amado padre Rubén que hoy mira desde el cielo.

Hubo un tiempo en el cual los domingos en el hogar de los Barletta era una verdadera fiesta. A los éxitos de Don Ruben (padre) y su hijo Néstor se sumaron los de Ariel el hermano menor, que en el automovilismno demostró su capacidad conductiva siendo campeón en ALMA. Por eso nunca faltarán en el living de las viviendas los cuadros de Chúcaro Malón con Don Ruben ese primer coche de carrera de Ariel Nº 30 y Trelpón Montalhué con Nestor y a su alrededor valiosos trofesos, cuadros y fotos que son de muestra de que en el ayer ellos por mereecimientos propios, también estuvieron unidos por el éxito.


De izquierda a derecha Néstor Barletta,con el trofeo en su mano derecha. Trelpón Montalhué, luciendo el Nº 1 después de su triunfo En Chivilcoy y a su lado Don Rubén, el que inició este camino de halagos deportivos.

 
P U B L I C I D A D






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