La situación del mercado del trabajo campanense es, por lo menos, ambivalente. En ciertos sectores, como la siderúrgica y la industria automotriz, vemos un importante repunte de la actividad que demanda más mano de obra. En cambio, la construcción y el polo petroquímico no están pasando por su mejor momento y eso se traduce en despidos y conflictos en el Ministerio de Trabajo.
Sin embargo, considero que no se puede hablar de un escenario de crisis que amerite la sanción de una emergencia laboral. Primero porque a la vez que se destruyen puestos de trabajo, producto quizás de un análisis rápido a la hora de tomar ciertas decisiones que terminan afectando a los trabajadores, se crean nuevos que se cuentan por miles. Segundo, porque durante una crisis no solo se produciría un derrumbe en el poder adquisitivo de los trabajadores, sino que directamente estaría paralizada la actividad económica regional en su conjunto: pero así como vemos locales varios, en otros quieren empezar a surgir comercios, en la mayoría de los casos con grandes inversiones y muchas expectativas.
Visto el panorama, hay que decir que tampoco la emergencia es una herramienta válida para brindarle respuesta a los trabajadores que hoy están desempleados. Una ordenanza de ese tipo solo tiene efecto directo sobre el Municipio de la ciudad: le permite flexibilizar las condiciones de trabajo de sus empleados y, eventualmente, condonar o eximir de pago a empresas y comercios de los impuestos municipales. Ninguno de los dos son instrumentos eficaces a utilizar: ni el Municipio está quebrado como para no hacerle frente a sus obligaciones con los municipales ni está en condiciones de perdonarle tasas a contribuyentes, ya que ellas van a parar a financiar los servicios que terminan usufructuando los trabajadores y trabajadoras de nuestra ciudad.
Lo que en verdad sucede es que detrás de esta presión para que se apruebe la emergencia laboral está la mano del partido gobernante que durante 20 años paró de sancionar y sancionar emergencias. Ante cada problema que no podía resolver reclamaba que el Concejo Deliberante tratara una emergencia para facilitarle todavía más su ineptitud, porque en definitiva las respuestas nunca llegaban. Lo que hicieron mal cuando estaban en el poder, continúan repitiéndolo cuando les toca ser oposición.
A los trabajadores de la UOCRA y del Sindicato Químico les digo que estamos con ellos. Para el gobierno de turno no hay nada mejor que haya trabajo, porque en definitiva la ciudad crece a partir de la prosperidad de sus vecinos, no de su Municipio. La construcción de la Termoeléctrica II y la profundización de las obras en la refinería Axion energy nosotros las queremos también. A veces, después de un cambio tan brusco de gestión, hay que esperar a que las cosas se acomoden, que el norte vuelva a fijarse en la brújula y los motores de la economía comiencen a marchar a pleno. Nos mintieron 12 años diciéndonos que todo iba bien para irse con 35% de inflación y una actividad totalmente estancada. Corregir ese rumbo, que nos llevaba a otro 2001, no es algo que se haga de la noche a la mañana. Pero juntos es posible.
Un fuerte abrazo,
Carlos Cazador
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Saber leer las finanzas y cuentas municipales es el deber de todo concejal
— Carlos Cazador (@CarlosCazadorOK) 19 de abril de 2016