El crimen de Anahí conmociona a toda la provincia de Buenos Aires porque nos recuerda que más allá de los eslóganes y las multitudinarias marchas todavía resta mucho por hacer para erradicar la violencia de género y los femicidios.
El problema es evidentemente cultural. Y una solución que trastoque los preconceptos cimentados en la base de nuestra sociedad necesita ser abarcativa, consistente y duradera. Creo que Cambiemos ha dado pasos importantes en ese sentido. A nivel local, sin ir más lejos, la reciente inauguración del Hogar de Protección integral destinado a brindar asistencia psicológica, social y legal en forma gratuita a mujeres en situación de violencia es un cabal ejemplo de ello.
Sin embargo, debemos preguntarnos qué estamos haciendo nosotros desde casa. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Porque todas estas pautas de comportamiento, en definitiva, se reproducen de generación de generación. Ahora, por fortuna, el tema está plenamente instalado en los medios de comunicación y en la agenda de debate público, lo que nos da mejores herramientas para abordarlo en el seno familiar.
Desde ya, no soy quién para indicarte la forma en que debés criar a tus hijos. Pero el respeto por los demás es un valor fundamental que inculcar. En una sociedad cada vez más plural, debemos formar personas cada vez más abiertas, compresivas, solidaria y atentas a su entorno. Cuidarse y saber cuidar es, más que una atribución, una responsabilidad.
Por supuesto, esto no agota las causas de la violencia de género. Abre tan solo un camino para una sociedad más consciente de que las diferencias no dan derechos más a unos que a otros. La mujer ha luchado por muchos años para llegar a un plano de igualdad respecto al hombre, meta que aun hoy es aspiracional. No obstante, desde casa podemos seguir dándole impulso a esa lucha inagotable.
Nada de esto reemplaza el compromiso que debe existir desde los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. A la prevención deben dirigirse esfuerzos en material educacional y comunicacional, reforzar campañas y dando a conocer las herramientas al alcance para denunciar. Y, cuando se llegó tarde, la víctima no debe ver la espalda del Estado, sino encontrar rápidamente espacios de contención y protección necesarios. Esto es lo básico que como sociedad debemos garantizar.
La batalla contra la violencia de género recién comienza. Y la victoria solo la alcanzaremos cuando conquistemos el objetivo más difícil: cambiar nosotros mismos.
Un fuerte abrazo,
Carlos Cazador
Precandidato a concejal de Cambiemos
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