"El hombre que mueve montañas comienza cargando pequeñas piedras" -Confucio.
Situada en la provincia de Anhui, centro de China, la montaña mágica de Huangshan es en realidad un inmenso conjunto de picos rocosos que se extiende a lo largo de 154 Km.
Las extrañas y variadas formas de los picos y los mares de nubes que a menudo entre ellos oscilan, confieren al paisaje un aura de misterio y misticismo. Impenetrable e inaccesible a lo largo de siglos, esta montaña ha sido considerada la morada de los dioses. Antiguamente se la llamaba Yishan.
El Emperador Amarillo, había elegido esta montaña para retirarse a fabricar la píldora de la inmortalidad, y la mítica leyenda que lo rodea es la que le otorgó el nombre por el que hoy se la conoce: Huangshan (La Montaña Amarilla).
El antiguo padre de la nación china Huang Di, un hombre sabio y hábil en las artes de la alquimia, es el protagonista de esta fabulosa historia. Cuando envejeció, tras ceder el trono a Shaohao, se encaminó hacia la búsqueda de un lugar mágico ideal para practicar la alquimia, con el propósito de conseguir la fórmula de la inmortalidad.
A su parecer, las montañas eran las que estaban impregnadas de una energía especial y por ello recorrió durante años las montañas más espectaculares de China. Cuando por fin llegó a la montaña Yishan, lo tuvo claro, era la montaña que buscaba. Sus altos e impenetrables picos envueltos por nubes blancas, sus profundos valles cubiertos de niebla y los centenarios bonsáis que en ellas crecían, dotaban el lugar de un fuerte magnetismo. Y allí se retiró.
El Emperador Amarillo Huang Di dedicó muchos esfuerzos tratando de hallar la tan anhelada fórmula. Tras 480 años consiguió preparar siete píldoras. Tomó una y ascendió al cielo y su cabello blanco volvió a lucir negro. Pero todavía tenía arrugas en el cuerpo. De pronto, en uno de aquellos picos, como una revelación, apareció una fuente termal de color rojo. El Emperador Amarillo se bañó allí durante siete días y siete noches. Aquellos baños, como un bálsamo rejuvenecedor, lo dotaron de una vitalidad que ya había olvidado hacía muchos años; sus arrugas desaparecieron y sus mejillas adquirieron un color rojizo que irradiaba salud y energía. Se convirtió en un ser celestial, nunca moriría y permanecería para siempre en aquella montaña que tanto admiraba. Se cree que el Emperador vive en todas las maravillas que alberga esta mágica montaña.
Sobre esta montaña, a lo largo de los siglos, la fe y la perseverancia de los peregrinos chinos dieron lugar a la excavación de un primitivo sistema de escalones que comunica sus lugares más accesibles.
Para crear esta maravilla la naturaleza se tomó su tiempo, pues los geólogos aseguran que todo el conjunto de rocas montañosas emergió de los mares hace cien millones de años, adquiriendo las caprichosas formas que tienen, gracias a la acción del viento y del agua.
Los tenaces pinos de Huangshan son especies vegetales singulares, caracterizadas por su lento crecimiento y su longevidad, hasta terminar convirtiéndose en auténticos bonsáis naturales debido a la escasez de nutrientes en las grietas rocosas dónde nacen.