El hombre que fuera el gran amigo de Rodolfo Walsh, el hombre que fue un faro en la lucha contra la corrupción, cuenta suelto de cuerpo que es un miserable corrupto, porque eso es lo que admitió Verbistsky, en su por estas horas escandalosa confesión pública, que es un miserable, alcanza y sobra con verlo para darse cuenta.
¿Que le paso al otrora faro de la lucha contra la corrupción, para terminar asumiendo que el también es un corrupto?
Pensar que lo ocurrido es un error, una falta de criterio, resulta inverosímil. Semejante prócer de la prensa escrita conocedor como pocos de palabras y acciones no pudo haber cometido un error de apreciación tan evidente, entonces, resulta inadmisible.
El tipo se tiró , sin que nadie lo obligara, un contenedor lleno heces, sus propias heces, sobre su casi octogenaria humanidad.
Resulta mas inverosímil aún, pensar que por semejante operación haya recibido una cifra incalculable, Verbitsky no sería capaz de eso ¿no?
¿Que está pasando?
¿está enfermo?
Ayer no ha caído solamente un ministro, ha caído uno de los incorruptibles periodistas que señalaron como nadie el infierno de corrupción que es el poder. No sorprende porque uno que siempre anduvo en las antipodas, que pertenece a la ´paleo izquierda´, (tal como el gusta llamar a la izquierda que no le come los callos al peronismo), venía viendo una y otra vez operaciones muy bien urdidas por este verdadero propagandista de la hegemonía burguesa. Pero impacta al fin y al cabo. Mas temprano que tarde el perro mostró que también tiene pulgas y que como buen perro, también se come sus propios excrementos.
Finalmente con la caída del ministro cuyo nombre es una onomatopeya, se pretenderá cambiar algo para que todo siga igual, no habrá sorpresas, lo que no tiene recambio es el daño que Verbitsky le ha hecho al periodismo.