El hecho ocurrió en Loma Verde en el año 2011. Sangre en el baúl del auto y mensajes a la familia de la víctima comprometen al dentista, cuyo juicio comenzó el lunes en las instalaciones del Centro Regional Campana de la UNLu.
La sangre no miente: eso podría considerar hoy el jurado popular encargado de determinar si el odontólogo Rodolfo Mario Datsira (65) es culpable de haber asesinado y desaparecido el cuerpo de su jardinero en febrero de 2011.
Al dentista lo complica el hallazgo en el baúl de su vehículo de rastros de sangre que podrían corresponder a la víctima. Además, peritos encontraron mensajes desde uno de los varios celulares a su nombre dirigidos a la familia del desaparecido, a quien algunos testigos vieron por última vez entrando al domicilio de Datsira.
El hecho ocurrió en la localidad de Loma Verde, partido de Escobar, y en 2019 recayó en la órbita del juez Mariano Chausis del Tribunal en lo Criminal Nº2 del Departamento Judicial Zárate-Campana. La fecha del juicio por jurado estaba prevista para antes de la pandemia de COVID-19, pero las restricciones sanitarias terminaron prologando su inicio hasta esta semana.
Este jueves por la mañana está pautada la declaración de los últimos dos testigos, los alegatos del fiscal José Martín Zocca y la defensa, la deliberación del jurado y el veredicto. Como la acusación es homicidio simple, para que haya declaración de culpabilidad se requiere el consenso de al menos 10 de los 12 integrantes del jurado popular.
Sangre y un mensaje
Mario Vallejos, de 41 años al momento de su desaparición, era un hombre multifacético: padre de cinco, pareja y trabajador cuentapropista realizando tareas de mantenimiento general, entre ellas corte de pasto. Esa actividad era el vínculo que tenía con Datsira y lo que el juicio debe determinar como factor desencadenante de su muerte.
La investigación comenzó con la denuncia de la desaparición de Vallejos a mediados de febrero de 2011. En mayo de ese año, un allanamiento a la propiedad del odontólogo encontró restos de sangre en el baúl de su auto que podrían pertenecer a Vallejos. Además, peritos hallaron mensajes desde uno de los varios teléfonos celulares de Datsira a la familia de la víctima, donde -según trascendió- se hacía pasar por su jardinero y aseguraba estar secuestrado por piratas del asfalto.
Datsira llegó al proceso libre y en condiciones de continuar con la práctica odontológica. El acusado tiene antecedentes: fue condenado a dos años de prisión en suspenso por portación ilegal de arma de uso civil y otra de guerra, durante un juicio abreviado en 2011, mismo año de la desaparición de Vallejos y por lo que una década más tarde podría recibir entre 8 y 25 años de prisión.
EL PROCESO SE DESARROLLA EN EL EDIFICIO DE LA UNLU CAMPANA.