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» Este artículo corresponde a la Edición del domingo, 30/ene/2022 de La Auténtica Defensa.

Opinión:
Un estólido Gobierno que desprecia el ahorro
Por Mario Trila







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Considerando el eterno déficit fiscal de la Argentina, hablar de austeridad y ahorro en la administración del Estado puede resultar una utopía · La emisión monetaria para cubrir el déficit es la principal causa de inflación · El control de precios es pura demagogia y cinismo.

Desde el histórico discurso de Perón en el cual sugiere "andar con el alambre de fardo en el bolsillo", hasta los "precios cuidados" controlados por militantes o funcionarios, el control de precios por parte del gobierno ha sido la herramienta populista utilizada para engañar a incondicionales y crédulos. Un ejemplo práctico de la utilización política en la lógica amigo-enemigo; el cinismo por antonomasia.

"Creo que según se puede ir observando, vamos a tener que volver a la época de andar con el alambre de fardo en el bolsillo", gritaba Perón desde el balcón de la casa Rosada el 15 de abril de 1953. La multitud enardecida en la Plaza de Mayo arengaba "¡leña!, ¡leña!, ¡leña!"... ante lo cual el General espetó: "esto de la leña, que ustedes me aconsejan ¿por qué no empiezan ustedes a darla? Con referencia a los especuladores; el Gobierno está decidido a hacer cumplir los precios, ¡aunque tenga que colgarlos a todos!". La propaganda de la época mostraba a comerciantes firmando su propia sentencia ante una enorme faja que profería "Definitivamente clausurado". En su encendido discurso, el dirigente se jactaba de haber sido bueno hasta el momento: "Hasta ahora, he empleado la persuasión; en adelante emplearé la represión... quisiera Dios que las circunstancias no me lleven a tener que emplear las penas más terribles".

Eran otras épocas... los políticos ejercían y promovían la violencia impunemente, en un mundo convulsionado por terribles guerras mundiales que habían tenido lugar algunos años antes. Las personas en la plaza de mayo habían sido engañadas con ideas fascistas extraídas de la "Carta del Lavoro" de Mussolini, y se habían transformado en instrumento político de un líder que dominaba sus emociones a través de discursos populistas. Claramente el "amigo" era el trabajador, y el enemigo elegido era el comerciante.

La humanidad ha evolucionado, en la mayoría de los países del mundo no se aceptaría la violencia política; al menos no en el grado ejercido por Perón en aquellos discursos.

Incluso, en la mayoría de los países del mundo ha quedado muy claro que el "control de precios" es una práctica retrógrada e inútil. Que la inflación tiene causas monetarias. Que culpar a los comerciantes del aumento de precios es ejercer violencia política, e implica una actitud irresponsable y peligrosa. Ningún comerciante o empresario podría ser la causa de la inflación. La única causa ha sido y seguirá siendo la ineptitud de los gobernantes.

Aún hoy, la Argentina continúa practicando el control de precios. Lo hace mediante los "precios cuidados", un instrumento demagógico y marketinero, maquillado de operativo, que esconde detrás una necesaria violencia institucional hacia las empresas productoras y los comerciantes. Ejerciendo una patética y fatal arrogancia, los funcionarios del Gobierno han incluso pretendido controlar la contabilidad y rentabilidad de los empresarios.

Considerando la inflación en una escala de causalidades: su origen principal resulta ser el gasto público. Gasto que por ser excesivo produce el déficit fiscal, que se traduce en la deuda pública, y ésta última es reemplazada por endeudamiento o emisión monetaria. La emisión inunda la calle de pesos, lo cual produce más consumo sin respaldo de producción. Consumo que suele producir exceso de demanda y su consecuente aumento del precio por escasez temporal. Una escasez que puede darse por falta de producción; pero cuya causa principal es la falta de inversión, por ausencia de ahorro o las tasas de interés estratosféricas debido a la inflación... decenas de procesos que recaen en la inevitable depreciación del Peso y su devaluación; causa monetaria de la inflación.

Existe sin embargo una causa cuasi filosófica, previa al gasto público: el desprecio del ahorro por parte del Gobierno. En la mentalidad limitada de los funcionarios, en gobiernos populistas, su éxito se mide en "consumo". Así nace el "Ahora 12" y demás instrumentos de crédito subsidiado para el consumo.

La paradoja es que al Gobierno no le alcanza con despreciar el ahorro y la austeridad en un sentido filosófico: mediante severas limitaciones cambiarias pretende coartar las posibilidades de ahorro de los ciudadanos, impidiendo la compra libre de dólares... Sin embargo, a pesar del cepo, los argentinos han ahorrado más de 300.000 millones de dólares, dentro y fuera del país. Incluso en los últimos años se han sumado las criptomonedas: al mes de marzo de 2020 el mercado del ecosistema Bitcoin en Argentina rondaba los 69.000 millones de dólares. Por lo tanto, queda claro que en asuntos de ahorro el problema no somos los privados; el problema es el Gobierno.


 
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