Se cuenta la historia del herrero que, después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios. Durante muchos años trabajó con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación, nada parecía andar bien en su vida, muy por el contrario, sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.
Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía compasión por su situación difícil, le comentó: "Realmente es muy extraño que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu Fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado".
El herrero le explicó a su amigo que cuando le llegaba una pieza de acero y que debía convertirla en una hermosa espada, ésta debía pasar por un extremado calor para que se ablande, luego debía martillarlo con gran fuerza para darle la forma que él deseara y, finalmente debía colocar esa pieza de acero en agua fría para que mantuviese esa forma a la que había llegado.
El herrero hizo una larga pausa, y siguió: "A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una buena hoja de espada y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de hierro viejo que ves a la entrada de mi herrería".
El proceso de renovación espiritual requiere de tiempos que nosotros no hemos pensado ni siquiera imaginado, pero a los ojos de Dios, resultan necesarios. En ciertas ocasiones hay personas que profesan creer en Dios y se lamentan cuando, frente a una crisis de renovación, se dan cuenta de que su fe es débil y se avergüenzan. Quizás esto pueda sucedernos; pero no hay que desesperar. Mantenernos en la Fe nos hace fuertes y es uno de nuestros recursos más valiosos que tenemos frente a las adversidades.
Que la desilusión no se apodere de nosotros y no sintamos que no tenemos Fe. Oremos todos los días pidiéndosela a Dios.
Claudio Valerio / © Valerius / valerius@fibertel.com.ar