El conocido debate entre keynesianos y monetaristas puede resultar hilarante en Argentina, cuando el Presidente sale a pedir ayuda a un conglomerado de la industria alimenticia "para bajar los precios".
El empresario y economista, Gustavo "Lacha" Lázzari, considera que existen cuatro principales causales que inciden en la variación de los precios, y cree que en Argentina las sufrimos a todas. Apelando a una simplificación acota su definición de ´inflación´ al acto de "inflar la cantidad de dinero". Sin embargo no se limita a un abordaje semántico; advierte que un exceso en el aumento de la cantidad de dinero producirá un aumento persistente y general en el nivel de los precios. Siendo dicho aumento "la consecuencia de la inflación", y no la inflación propiamente dicha: "La fiebre es la consecuencia de la infección, pero no es la infección per se", dice.
En tal sentido, quien se obsesiona con atacar la consecuencia terminará olvidando su causa, lo cual no resuelve el problema. Cuando los acólitos del Gobierno definen erróneamente a la inflación como un simple aumento de precios, es comprensible que terminen atacando la consecuencia, con métodos que no resuelven el problema central, léase: control de precios, "precios cuidados", y otros engendros tan creativos como inútiles.
Según "Lacha", los precios pueden verse afectados -más allá de la oferta y demanda- por cuatro causas básicas, a saber:
1.- La inflación: el acto de inflar la cantidad de dinero circulante.
2.- La consecuencia de la inflación: el aumento persistente y general de precios como consecuencia de haber inflado la cantidad de dinero circulante. Aunque en el riguroso aspecto técnico no sucede en todas las situaciones, el exceso de emisión monetaria termina siempre generando un aumento persistente y general de los precios.
3.- El salto de precios: Un cambio de valores relativos que puede deberse a varios factores: uno de ellos resulta familiar luego de la invasión de Rusia a Ucrania; lo que algunos hoy denominan "inflación internacional", dado por ejemplo en el aumento del precio del Petróleo, o en la variación de precios relativos internacionales en los granos, debido a la desaparición de una oferta, como lo es Ucrania, en el caso del trigo. Al desaparecer la causa el precio vuelve a la normalidad.
4.- Los precios elevados: Un precio podría ser elevado en relación a valores internacionales o en relación a períodos históricos, sin embargo éste fenómeno no necesariamente se relaciona con algún tipo de inflación. Podría deberse a un alto componente impositivo que termina restringiendo la oferta, o un problema de baja oferta a causa de la inexistencia de competencia en el mercado. Sucede, por ejemplo, en los países que cierran su economía o practican el proteccionismo.
De todas las causas mencionadas, en Argentina padecemos todas y cada una de ellas, juntas y combinadas entre si. Es el caldo de cultivo de la confusión de algunos argentinos en cuanto a las "causales de la inflación". Por tal motivo hay quienes se animan a definir a la inflación como un fenómeno "multicausal" en lugar de aceptar su definición mainstream de "fenómeno monetario".
"La Argentina infla la cantidad de dinero porque tiene déficit fiscal -comenta Lázzari-; la Tesorería va al Banco Central y le solicita que le acepten unos bonos -que no van a devolver- recibiendo pesos a cambio. Una forma de monetizar el déficit fiscal. Siendo el bono nada más que un tema contable. El Banco Central emite dinero en exceso, con lo cual genera inflación en el sentido técnico de la palabra. La cantidad de dinero creada supera el valor de la producción actual, y su consecuencia directa es el incremento en el nivel de los precios, porque termina presionando la demanda. Cuando la demanda de un producto es mayor que la oferta su precio sube".
El aumento de la cantidad de dinero debería acompañar al crecimiento de la economía, es la función básica del Banco central. Pero cuando la moneda es emitida con mayor velocidad que el crecimiento de la economía se trata de un exceso: la inflación. Para ejemplificar, Gustavo Lázzari compara el tiempo que se tarda en imprimir dos planchas de billetes con los 3 años necesarios para el crecimiento de una vaca. Así, los 200.000 pesos necesarios para comprar una vaca, en el banco central son impresos en un corto lapso de tiempo. De la misma forma sucederá con cualquier otro producto de consumo cuyo tiempo de producción sea mayor al necesario para la emisión monetaria.
Al no tener claros los cuatro conceptos mencionados, los gobernantes en Argentina acusan de "especuladores" o "formadores de precios" a los comerciantes y empresarios, terminando siempre en el control de precios, restricciones a las importaciones, y demás artilugios nefastos de proteccionismo económico, que sólo impiden el crecimiento de la oferta, agravando la situación, en un enorme y perverso círculo vicioso.