Posteriormente a haber sido impulsada la primer Declaración de los Derechos de los Niños, en el año 1954 la Asamblea General de las Naciones Unidas, determinó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño.
Aparentemente hubo intención de generar cambios a este respecto, en determinados momentos, pero observando las distintas situaciones que se siguen evidenciando, es todavía mucho lo que queda por hacer a nivel individual, familiar e Institucional.
La infancia es el momento de la vida de inocencia infinita, de credulidad y de imaginación creativa.
Es la etapa de la despreocupación, del juego, del intercambio con otros niños y con el medio que lo rodea, desde el cuál incorporará experiencias indispensables para su desarrollo y crecimiento, pero además es la etapa de máxima vulnerabilidad.
En el mejor de los casos tendrán cerca un adulto que acompañe y decodifique sus necesidades, sentimientos y emociones, pero si esto no fuera posible la desprotección supone un riesgo aún mayor, ya que a mayor necesidad afectiva más posibilidad de quedar expuestos.
El abandono físico y emocional, la falta de mirada, escucha, atención, contención, son solo algunos de los aspectos para resaltar y en los que tenemos que abocarnos.
Interiorizar a todas aquellas personas que están en contacto con niños ya sea dentro del hogar o en Instituciones, sería desde mi punto de vista, lo urgente y relevante.
Particularmente creo que es mucho lo que queda por hacer, mucho lo que queda por modificar y mejorar en relación al bienestar, al cuidado, al acompañamiento y a la protección de la infancia.
Solo de este modo estaremos garantizando futuras generaciones sanas, equilibradas, respetuosas, amorosas, que lograrán insertarse en sociedad y vincularse con otro/as, generando lazos y redes que beneficien a todos.
Ana Lía del Mármol - Puericultora Universitaria - Terapeuta maternal - Centro Médico Rawson - cmr.drapp.com.ar Tel. 03489-290440 / Whatsapp: 03489-555606