Otoño de 2021. Plena pandemia y las ganas de salir a hacer cosas por el fomento de la lectura y de la escritura eran muy grandes. Elisa convocaba a un puñado de gente de letras para un descontracturado café y una tirada de propuestas en el marco de posibles proyectos para trabajar desde la secretaría de cultura.
Hablamos y, cuando me tocó dije -"yo quiero la feria del libro de nuestra ciudad y sé que es viable y posible", Elisa tomó nota y agregó,-por eso era que los tenía que convocar-. Unos meses después estábamos los cuatro locos, Mariana, Maxi, Mariana y yo, armando todo con el apoyo de la secretaria y toda su ayuda. Fueron felices noches sin dormir y un fin de semana completo que no pisábamos el suelo. Correr, no sería la palabra, volar sí. Autores de Campana que querían exponer, mostrar sus obras, dictar talleres, presentar sus trabajos. Teníamos todo y un nuestras manos un comienzo jamás imaginado, un sueño que, conforme pasaban las horas se hacía realidad.
Pasó un tiempo, invierno de 2022, junio más exactamente y, la segunda feria ya es un imponente y majestuoso acto de democracia, de ilustración y también de INCLUSIÓN, donde los cuatro locos iniciáticos y muy atrevidos, se perdieron entre los miles y miles que recorrían la segunda feria. Se olía ese olor del libro nuevo y las caras de la gente eran de felicidad. Soñamos y después ese sueño es de otros, de quienes los llevan al plano de la realidad. Dijo Borges en uno de sus prólogos: "la Literatura no es otra cosa que un sueño dirigido" Y vaya si se dirigió bien. Mis más genuinas felicitaciones de parte de quien creyera inicialmente en este posible. Ese cartelito de staff era el de orgullo de pertenecer y no cabe duda de que así lo seguirá siendo. Vayamos por más, Vayamos por todo.
Celebremos entonces la lectura, la escritura, la palabra, el arte, la libertad, celebremos la vida como si fuera la más importante de las hojas del libro que cada uno elige como se escribe.
María Lorena Barrera