Sin miedo a develar el truco, el capitalismo y el mercado siguen haciendo su magia gracias a la destrucción creativa y la iniciativa privada, que continúan liderando la evolución a pesar de los políticos y la progresía.
Quince años atrás, cuando recién comenzaban a utilizarse modalidades de cobro digital en Argentina, adopté uno de los sistemas que nacieron para ese fin, muchos de ellos resultaban innovadores y parecían comerse el mundo, sin embargo -como suele suceder- la destrucción creativa se encargó de eliminar algunos a la vez que otros prevalecieron a lo largo de todo este tiempo. Uno de ellos, que elegí para implementar la función de cobro digital a mis clientes allá por 2008, evolucionó hasta cierto punto con las tecnologías que surgían aceleradamente, sin embargo en algún momento terminó estancado y superado por las nuevas aplicaciones y billeteras que hoy todos conocemos.
Hace pocos días, al ingresar a la cuenta, me encuentro con un gran cartel rojo, feo y agresivo. Me advertían, sin más, que mi cuenta sería cerrada y que tenía un par de meses para reducir la actividad, transferir fondos existentes y evitar que ingresaran nuevos pagos; que en caso de persistir en el uso sería cerrada forzosamente... No sin antes agradecerme por tantos años que los había acompañado. ¿El motivo? Se dedicarán de aquí en más a proveer servicios del tipo b2b.
Demás está decir que, contando con ciertos conocimientos de tecnología, no representó un problema en absoluto. Al día siguiente comencé a buscar alternativas, decidiendo usar la billetera más conocida de Argentina y latinoamérica en su versión para developers, de modo de poder "emular" la ductilidad con la que había contado en el proveedor de pagos anterior. Tras varios días de lectura de documentación, algunas líneas de código en PHP y horas de pruebas con sus respectivas correcciones, ya tengo a punto de caramelo la "nueva" forma de pago implementada, aunque más no sea una emulación de la solución anterior que utilicé por largos años.
Este simple relato, de un asunto tecnológico menor, esconde tras de sí grandes lecciones; al menos para quienes nos interesa la evolución de las personas y las cosas.
El trasfondo de la realidad esconde dos corrientes básicas, en continuo movimiento, como si de un océano bravío se tratase: una corriente evolutiva y otra involutiva. Sabido es que el choque de dos corrientes marinas, si bien no se trata de un evento tan común, puede producir remolinos capaces de "tragarse" a quien osare acercarse al fenómeno. El choque entre una corriente evolutiva y otra involutiva puede eliminar empresas y proyectos de todo tipo.
Mantenerse atrapado en una corriente involutiva puede llevar a la destrucción o en el mejor de los casos a la mutación del proyecto en otro muy diferente. La destrucción creativa no es otra cosa que el paso consciente desde una corriente involutiva hacia la evolutiva, en el medio sucede un remolino que procede a "tragarse" parte del pasado, pero siempre queda la experiencia, el know how, y un incremento de la capacidad para la resolución de problemas.
Así es que, a pesar del cartel feo y enorme con el cual mi proveedor de cuentas digitales anunció su próximo cambio, veo con agrado que un día haya decidido cambiar o mutar, para encarar el proyecto en otro sentido, otra corriente evolutiva; siendo que evidentemente -y a pesar de que aún seguía siendo funcional- se había estancado en comparación con las nuevas billeteras virtuales y digitales que surgieron en el mercado.
En la compleja trama de una serie de Tolkien los grandes cambios acontecen por debajo, antes de ser observables. Lo mismo sucede en la vida real, sin embargo, muchos analistas de la realidad en lugar de observar el trasfondo terminan centrando su atención en las apariencias o, peor aún, en los relatos falaces de conspiraciones ingentes; en su mayoría elucubrados por la propia política y la progresía con el objeto de influir, o incluso perjudicar, el verdadero avance de las cosas.
No podemos soslayar el hecho de que en Argentina padecemos un Gobierno de características completamente retrógradas y perjudiciales para el avance positivo de cualquier asunto que pudiera analizarse. Literalmente el kirchnerismo -movimiento político a cargo del Gobierno nacional- se encuentra arrastrado por una corriente involutiva desde hace mucho tiempo; tal vez desde sus inicios.
A nivel filosófico y político, la Argentina transita una suerte de emergencia en términos de evolución. Necesita abandonar la corriente involutiva en la que se encuentra y transmutar hacia una evolutiva. Para ello, tal como sucede en el capitalismo, es necesario aplicar la destrucción creativa.
Si bien ya está sucediendo, por debajo de la superficie se notan grandes corrientes de cambios favorecidos por la razón -enmarcadas en la libertad y la República-, urge acelerar un proceso de descarte del tipo de ideas que han perjudicado nuestra evolución por años; léase socialismo, comunismo, fascismo, estatismo, nacionalismo, populismo, marxismo, y derivados locales como el kirchnerismo y sus órganos progres e izquierdistas de toda índole; desechando entonces a semejantes preconceptos perversos, en una suerte de remolino hacia el averno, como si de fétidas "eses" en el centro de un virtual retrete se tratase.