En varias oportunidades, en esta columna se trajo a colación que los clientes de las instituciones bancarias no son más que meros cautivos del sistema, y lamentablemente debo volver a escribir sobre el tema, dado que creo que la sordera de los funcionarios es tan grande que no se puede lograr que escuchen la voz del pueblo que continuamente sufre las peripecias de tener que realizar un simple trámite ante las mencionadas entidades. No hablo de la atención por parte de los emplead@s, aunque no estaría demás recibir a un cliente que hace más de una hora estuvo esperando en una silla o parado, con una sonrisa, l@s cuales hacen todo lo posible para solucionar un trámite simple o complejo lo más rápidamente que le permite el sistema. Un párrafo especial para el personal de las cajas, que normalmente realizan prácticamente siempre los trámites con velocidad.
Realizada esta pequeña introducción, el resto va directamente dirigida a los responsables de la conducción del grupo de trabajo que compone el personal de la sucursal. "No tenemos personal"; "No hay sistema"; son solo algunas de las contestaciones recibidas. Investigamos. Para atender reclamos de cualquier índole hay que pasar por la máquina que Dios sabe cómo (perdón, no se pudo estudiar el sistema de adjudicación de turnos) con tres o cuatro palabras define la posición de cada cliente. A la silla (cuando hay). Para un adulto mayor y / o un discapacitado (o ambas cosas), conté en el banco OFICIAL al que asisto a perder mis horas de vida (pensarán que son inútiles). Se me ocurrió contar y entre la gente esperando discapacitados y adultos mayores, había siete personas, sin incluirme. Me siento y pasaron los primeros 45 minutos sin que se llamara a una sola persona de ese grupo. Llamaron a la primera que pasó con su acompañante, imaginarán porqué. Miro mi número y tenía corridos 6 números delante de mí para ser llamados. Me acerco a preguntar por la demora y me dicen que hay UNA sola persona para atender la categoría de adultos mayores y/o discapacitados. No soy de pocas palabras pero ese día me callé. Hice el cálculo de probabilidades de tiempo para que me atiendan y me fui….
En Campana, hay varios Centros de Jubilados y Pensionados, tienen una loable y altruista preocupación por el bienestar por sus asociados. He conversado individualmente con miembros de las respectivas asociaciones, y me he encontrado que se quejan de la falta del resto de sus integrantes, y la mayoría de sus miembros están cansados. Que no tienen apoyo. ¿Lo buscan? No he visto en los medios ninguna nota o pedido de reunión con directivos de entidades financieras de nuestra ciudad, preocupados por los problemas que sufre la tercera edad y los discapacitados en los bancos locales. Cuando se luchó por la atención privilegiada en los comercios se logró, incluso en los supermercados. ¿Les tienen miedo a los Bancos, que en principio son los Jubilados y Pensionados una de las sociedades que mantienen su burocracia, siendo ellos quienes manejan los miles de millones de pesos que pasan por sus cajas? No pienso volver más a escribir sobre este tema. Y aunque fui uno de los principales detractores del dicho "Cada pueblo tiene el gobierno que se merece", hoy pienso que lo que dice no es verdad. Nuestros adultos mayores no merecen este maltrato.
Estimados Jubilados, Pensionados y Discapacitados, no bajemos los brazos, pensemos que los únicos que tenemos la obligación de defendernos somos nosotros. Recuerden ese verso que dice "Hasta el pelo más finito hace su sombra en el suelo".
